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Banksy llena los bolsillos de un escolar

El chico, de 14 años, le ayudó a recoger sus botes de pintura y a cambio le regaló una obra valorada en 26.000 euros

Banksy llena los bolsillos de un escolar EFE

LUIS VENTOSO

Ben Azarya, de 14 años, hizo el viaje de su vida. Iba sentado en un tren en Oxenholme, en el distrito de los Lagos, bien arriba en el Noroeste de Inglaterra, cuando vio que a un pasajero de larga melena rubia, ojos azules y sombrero desaliñado se le caían unos botes de pintura de su mochila. El chaval se levantó y ayudó a recogerlos. Al otro pasajero le gustó el detalle del chico y le ofreció una obra de arte firmada.

«Abrió su mochila, se puso una máscara de gas, cogió sus esprays, un trozo de papel y empezó a pintar extrañas letras y números. Me preguntó si sabía quién era Robin Banks», cuenta el adolescente . Ben le respondió que no, y entonces el hombre le dijo: «Esto valdrá unas 20.000 libras [26.000 euros], que tengas una buena vida hermano».

En el papel se ve dibujado a un joven enmascarado con pinta de guerrilla callejera, pero que lanza un ramo de flores en lugar de piedras o botellas, sobre él hay manchas de color y abajo unas letras a modo de firma. Todo indica que el personaje del tren era Banksy, el enigmático grafitero que ha entrado en las galerías de arte y cuyas pintadas valen millones. En 2008 se pagaron 1,2 millones de libras por una obra que hizo con otro personaje singular del arte inglés, Damien Hirst .

El portavoz del grafitero no ha negado ni ratificado que fuese quien hizo el obsequio al adolescente. Pero Banksy tiene fama de ser un tipo solidario, que de cuando en vez ejerce la filantropía enviando obras para apoyar causas con las que simpatiza. El año pasado apoyó a un club juvenil de Bristol , de donde se cree que es originario, con una pieza por la que un coleccionista pagó luego medio millón de euros.

Banksy es un enigmático grafitero inglés , cuya identidad se desconoce, aunque se cree que se trata de un treintañero de Bristol, alto, delgado y rubio, antiguo aprendiz de carnicero y cuyo nombre real podría ser Robert Banks. Actúa principalmente en el Reino Unido y Nueva York desde comienzos de los noventa y ha saltado de la marginalidad a los museos más pudientes . Por algunos «murales» -lo suyo ya no son «pintadas»- se ha llegado a pagar dos millones de euros.

Banksy continúa sin enseñar la cara. Pero tiene web, oficina de prensa, marchante y celebra muestras antológicas en salas refinadas. Sigue fiel a su mensaje político izquierdista, o más o menos contestatario, por lo que algunos críticos señalan la incongruencia entre sus proclamas en las paredes y lo bien que se ha integrado en las dinámicas más burguesas del negocio del arte. Polémicas aparte, Banksy es hoy una mina de oro salida de la marginalidad.

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