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Noche en el museo: cómo visitar la Tate guiado por un robot

Cuatro androides manejados por los internautas, extraños cicerones en un paseo nocturno por la colección

Noche en el museo: cómo visitar la Tate guiado por un robot ALEXEY MOSKVIN C 2014

carlos abascal peiró

Es casi una fantasía. En un relato corto de Conan Doyle un egiptólogo despistado comprobaba con terror cómo se había quedado encerrado en el parisino Louvre para, decidido a dar con una vía de escape, terminar presenciando un oscuro ritual en una de sus salas. La noche en el museo y otras inquietantes derivas vertebran un buen lote de literatura que ahora pierde validez porque -con resultados mucho más amables- la Tate Britain le ha ganado la partida a la ficción.

Guiados por control remoto, desde el pasado día 13 y hasta mañana, cuatro robots transitan los corredores de la conocida pinacoteca británica. Lo hacen en mitad de la noche, manejados por internautas de todo el mundo que, a través de dos cámaras integradas y un dispositivo luminoso, disfrutarán el raro privilegio de (re)descubrir el sueño de un museo.

Bautizado «After Dark» (Al caer la oscuridad), el proyecto constituye una iniciativa pionera que la responsable de medios audiovisuales y electrónicos de la Tate, Jane Burton, rescató del cajón de descartes con la impresión de hallarse ante una trama de Isaac Asimov. Que funcionó. «Era lo que buscábamos, llevar el arte a un público aún más amplio. ¿Quién no ha soñado con visitar un museo de noche?» Y The Workers, un joven estudio del bullicioso East End, lo hizo.

Impulsado por una ilusión de infancia –sentirse «dueños de las galerías desiertas»–, su ambicioso diseño comparte la proeza infantil con un número limitado de internautas que, desde la intimidad de sus ordenadores, accederán a otra intimidad, la del Los robots cuentan con dos cámaras integradas y un dispositivo luminosomuseo. La retransmisión vía streaming, eso sí, será universal. «Es diferente de una visita rodeado del público; y «After Dark» consiste en eso, en recrear la experiencia de hallarse ahí solos y en plena noche. Queríamos involucrar al mayor número de personas posible», explica Ross Cairns, uno de los tres ingenieros que integran un colectivo de diseño que se alió con la Agencia Espacial del Reino Unido para madurar la idea. «Se trata de estar en un lugar donde en principio no deberíamos estar. Y eso es emocionante», añade.

Junto a David di Duca y Tommaso Lanza, los tres graduados en el londinense Royal College of Art , Cairns co-patenta un innovador programa que a día de hoy ya presume del primer premio IK, un galardón apadrinado por la propia Tate y que recompensa con un presupuesto de 10.000 libras -y otras 60.000 para desarrollo futuro- a aquellos proyectos que busquen acercar el arte por medio de soportes digitales. Asimov estaría orgulloso.

Dispositivo de alerta

De diseño sencillo, con apenas un metro de altura y la fisonomía de un perchero, los androides operan sobre una base circular capaz de girar en múltiples direcciones durante al menos seis horas, el tiempo máximo previsto para unas sesiones nocturnas que arrancan a partir de las 22.00 horas (huso inglés). «Puede orbitar en torno a sí, detenerse o hacer zoom», relata Cairns. Aunque está El robot puede girar en torno a sí, pararse o hacer zoomprevisto un dispositivo de alerta en caso de error, los robots incorporan sónares que miden la distancia respecto al obstáculo más cercano –«similares a los que emplean los barcos»– y que evitarían un posible percance mientras vadean las obras de arte en la oscuridad de las salas.

Por el momento, las primeras noches no han registrado incidentes y el test inicial no pudo ser más glamouroso. El coronel Chris Hadfiel, excomandante de la estación espacial y más conocido como el tipo que versionó a David Bowie desde el espacio exterior , fue el primer piloto en hacerse cargo de estos particulares guías a sueldo de la Tate. Entusiasmado, Hadfiel corroboró desde su domicilio canadiense el sentido lúdico que Di Duca subraya una y otra vez: «Dar el control al público, que se lo pase bien». Pues eso, have fun.

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