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«¡Tintoretto ya está aquí, ha vuelto!»

Después de un año trabajando en su restauración, buena parte de este tiempo a la vista del público, «El Paraíso» vuelve a colgar de las paredes del Museo Thyssen-Bornemisza

«¡Tintoretto ya está aquí, ha vuelto!» FOTO: EFE VÍDEO: L. FARRACES / C. MÍNGUEZ

susana gaviña

La pequeña Capilla Sixtina del Museo Thyssen-Bornemisza vuelve a brillar, y ahora con más luz que antes. Tras casi un año de trabajos de restauración, gracias al apoyo de Bank of America Merrill Lynch , vuelve a colgar de las paredes del hall de la institución madrileña una de sus joyas más preciadas, «El Paraíso», obra pintada en 1588 por Tintoretto.

Bastante deteriorada y sucia por las sucesivas intervenciones que había sufrido en el pasado, la tela ha sido limpiada por un equipo de restauración dirigido por Obaldo Senado, en el que han participado, de cara al público, Susana Pérez y Alejandra Martos. Para ello han utilizado la tecnología más moderna, como macrofotografías, radiografías, reflectografías infrarrojas y análisis químicos.

«¡Tintoretto ya está aquí, ha vuelto!» ha exclamado con satisfacción Senado esta mañana ante un auditorio muy concurrido entre periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, que ha seguido al detalle el momento del traslado del lienzo desde la «pecera» o «teatro de anatomía», como lo ha definido el director del museo, Guillermo Solana, donde se ha realizado parte de la intervención a la vista del público, hasta su ubicación original.

«Esto recuerda a la Semana Santa, por el silencio», comentaba uno de los testigos de la liturgia que ha durado alrededor de media hora, hasta que el equipo de operarios ha colgado la obra y atornillado los soportes de los que pende.

Conocer mejor la obra y al artista

La operación no solo ha servido para restaurar la obra sino también para, en palabras de Solana, «estrechar lazos con los visitantes del museo» gracias a la posibilidad de seguir en directo parte de la intervención. Al mismo tiempo, el estudio realizado del lienzo «ha permitido conocer más afondo la obra y al artista, atendiendo a los aspectos más humanos de quien la pintó. En ella se puede apreciar los momentos en los que vacila, que borra...», ha indicado Sedano.

«Tintoretto primero pintaba las figuras desnudas y luego las vestía»Entre las conclusiones de este análisis, se ha podido apreciar que Tintoretto era un pintor «metódico», que trabajaba sobre grandes escenarios y que realizaba un estudio anatómico de las figuras. «Primero las pintaba desnudas y luego las vestía». No sabemos si como parte del proceso o por obligación, como le sucedió a Miguel Ángel, al que el pintor veneciano quiso emular con la creación de este «Paraíso».

«La intervención ha puesto en valor la capacidad de Tintoretto», ha indicado Senado, «aunque las cicatrices del cuadro se mantienen, pues son producto de mucho tiempo».

Susana Pérez, una de las dos restauradores que han realizado su trabajo bajo la lupa del público, reconoce que al principio resultó algo extraño «pero después te acostumbras». Y destaca la curiosidad de las personas que pasaron por allí. «Mucha gente intervino con preguntas». Acostumbrada a trabajar en el silencio de una sala apartada del mundanal ruído, confiesa que la experiencia ha resultado «satisfactoria porque la gente valora tu trabajo».

Un proceso irreversible

En cuanto a cuál ha sido la parte más compleja de la intervención, asegura que fue la «limpieza» del lienzo porque «es un proceso irreversible» Algo se ha tenido que llevar a cabo en un lienzo «muy castigado, oscurecido por los barnices -que se oxidan con el tiempo-, la suciedad y la contaminación. Además, -añade- en las intervenciones anteriores se habían tocado las luces pero no las sombras del cuadro, por lo que se había provocado un desequilibrio. Ahora las figuras han vuelto a tener profundidad».

«Las obras buenas se restauran fenomenal, con las malas es más complicado»La restauradora explica que entre los deterioros de la obra maestra que se han intentado corregir se encuentran «la pérdida de pintura, una grieta central al tratarse de dos lienzos unidos, y repintes con materia de mucha menos calidad que la original pues para este cuadro se utilizó, entre otros materiales, lapizlazuli». También se ha cambiado el bastidor de hierro -colocado en una de las intervenciones anteriores- por uno de madera que «es muy parecido al original».

Susana Pérez concluye que al contrario de lo que pueda parecer «las obras buenas se restauran fenomenal, con las malas es mucho peor el proceso».

En cuanto al convenio suscrito entre el Museo Thyssen-Bornemisza y el Bank of Ameriac Merrill Lynch, la intención es renovarlo cada año y el próximo mes de mayo se darán a conocer algunas de las obras que podrián pasar por el quirófano. Ninguna de las dos instituciones ha querido desvelar la inversión realizada en la restauración de «El Paraíso».

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