Lou Reed: «Andy Warhol fue un auténtico genio, de la categoría de Picasso»

El que fuera líder de The Velvet Underground e insignia de la Factory de Warhol llegó, vio y defraudó. Taciturno, hirsuto, con el rostro encogido y un humor de perros, Lou Reed fue la viva imagen de la decadencia y el ocaso de una estrella que ha terminado devorada por su propio personaje. ¿Y las fotografías? Bien, gracias.

Con su actitud consiguió desviar la atención de la muestra hacia su persona y, aunque bellas y evocativas (la exposición, titulada «Rimas», pasó en abril por el Palais de Tokio de París ), las imágenes se convirtieron en el mero decorado de un show surrealista del que fue único protagonista.

Vestido de riguroso negro (como si el color de su atuendo reflejara su estado de ánimo) y cámara en mano (siempre la lleva en el bolsillo), Reed ocupó su asiento junto a un improvisado traductor y se mostró más preocupado por el trabajo de los fotógrafos (en un momento dado les fotografió, como solía hacer Warhol) que por las preguntas que recibió. Poco después de la accidentada rueda de prensa, que se interrumpió por el enfado del artista con la organización, ABC mantuvo con él una conversación tan surrealista como toda la velada.

—¿Por qué decidió colgarse una cámara al hombro y hacer fotografías?

—Viajo mucho y veo cosas alucinantes, así que pensé que debía fotografiar esas cosas tan maravillosas.

—¿Y qué le atrae de ese ritual?

—Intento hacerlo de la forma más bella posible. Es como cuando tu fotógrafa sujeta su cámara con la mano, aprieta el disparador y vuelve a repetirlo para intentar hacerlo mejor. Y, de hecho, con la segunda fotografía me ha hecho un retrato mejor porque sabía cómo hacerlo. Si no sabes cómo hacer las cosas, todo va más lento.

—Eso sucede en todos los campos.

—Si, es así con todas las cosas. El conocimiento es realmente bueno, en todo, es mejor saber que no saber. Yo soy un principiante.

—¿Un principiante en la fotografía?

—En todo.

—¿En todo? ¿También en la música?

—Claro, sin duda. Ni siquiera estoy cerca de mi objetivo.

—¿Es parte del proceso creativo?

—No puedo responder porque nunca he logrado comprenderlo por mí mismo. No intento parecer un un tipo interesante, es que realmente no lo sé.

—¿Qué me dice de la inspiración?

—Creo en la inspiración, sin duda.

—¿Cómo la consigue?

—Te miro y mi corazón empieza a latir. Entonces pienso: ella es única...

—Una vez dijo que es un graduado en la Warhol University.

—Sí, fui muy afortunado al estar allí, en el medio de todos los artistas que le rodeaban... Pero llegar a verle trabajar, escuchar sus ideas, ver lo que era capaz de hacer con los colores, con la cámara, lo que hacía en blanco y negro... tuve mucha suerte.

—¿Sería la Factory posible hoy?

—¿Cómo lo puedo saber? Andy ya no está aquí... eso lo hace muy difícil.

—Nos hacen falta genios, ¿no cree?

—Los necesitamos. Cuando Picasso murió, creíamos que ya no teníamos más genios, pero llegó Warhol.

—¿Y después de Warhol?

—Aún no lo sabemos. Hace unos días se vendió un cuadro de Jackson Pollock por 40,3 millones de dólares... 40,3 millones de niños que podrían estar muriendo.

—Hace dos años, compartí una charla en Madrid con su mujer, Laurie Anderson. Coincidió con el 15-M y estuvo con los manifestantes en Sol.

—También está implicada en «Occupy Wall Street». La gente no tiene trabajo, ha sido expulsada de sus hogares... ¿qué se supone que debe hacer? El 99% de la gente no tiene nada, no tiene trabajo, no tiene casas, no tiene futuro.

—¿Qué papel debe jugar el artista?

—Prestar atención, mover a la gente. Es lo que pienso hacer cuando vuelva.

—Hablando de moverse, ¿ha escuchado lo nuevo de los Rolling Stones?

—Una de las canciones es increíblemente buena. Ellos son increíbles.