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Un yacimiento en el Kurdistán muestra la evolución hacia las primeras ciudades de Mesopotamia

El yacimiento de Gird Lashkir, hallado por un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona, tiene 5 hectáreas de extensión y aporta luz sobre el origen de la civilización agrícola y urbana

EFE

Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona han conseguido un importante hallazgo arqueológico en el Kurdistán iraquí, en la antigua Mesopotamia del Norte , en donde se sitúa el origen de la civilización agrícola y urbana, que miles de años después llegó a Europa.

El yacimiento de Gird Lashkir , calificado como «excepcional» por el director del grupo de investigación y catedrático de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona Miquel Molist , tiene unas 5 hectáreas de extensión. Cuenta además con una secuencia única de 15 metros de yacimientos de niveles arqueológicos que se suceden.

Molist ha explicado al anunciar el descubrimiento que desde los años 60, cuando estuvo en la zona el arqueólogo Robert Braidwood , no se había vuelo a trabajar en este ámbito y que es el primer yacimiento que se ha excavado con técnicas modernas y uno de los que más puede contribuir al conocimiento de las sociedades neolíticas . En Mesopotamia, la agricultura y las primeras sociedades urbanas llegaron 8.500 años antes de nuestra era y tuvieron que pasar casi 2.000 años para que llegaran a Europa.

Las excavaciones han aportado evidencias de una sucesión de ocupación del hábitat que va desde el Neolítico , unos 8.500 años antes de Cristo, hasta el primer milenio anterior a nuestra era, según ha destacado la profesora de Prehistoria de la UAB Anna Gómez Bach , miembro del equipo.

El yacimiento de Gird Lashkir estaba protegido por el gobierno de Irak y nunca se había excavado, y se encuentra junto a un antiguo curso de un río en un territorio que es una región autónoma, en la que no hay conflictos bélicos. Los primeros sondeos se hicieron en la parte superior del terreno y se han podido recuperar tres habitaciones de un gran edificio con muros de casi un metro de espesor, junto al que había mucho material de cerámica «in situ», por lo que se cree que se trata de un antiguo almacén.

La hipótesis que barajan los expertos sobre estos almacenes es que pobladores del sur de Mesopotamia pudieron crear colonias en el norte, donde la tierra era más fértil, como ciudades satélite que abastecían de materias primas al sur, donde las urbes eran más grandes. Miquel Molist ha remarcado que en los trabajos ha participado también la Universidad Salahaddin de Erbil y que desde el punto de vista científico nunca se había encontrado una secuencia similar de ocupaciones ni objetos como los que se han hallado.

El material encontrado

Hay restos de cerámica, moldes de la Edad de Hierro y hasta cinco figuras de arcilla cocida que representan vacas o ganado bovino, los cuales podrían ser juguetes, además de sílex y piezas para moler grano, entre otras cosas. El material encontrado, ha añadido el arqueólogo, está en muy bien estado de conservación y destacan un quemador de incienso y clavos de arcilla asociados al Neolítico y al momento de la construcción de una casa.

Los investigadores no descartan que se puedan encontrar algunos restos de escritura cuneiforme en la próxima expedición, que está prevista para la primavera de 2017. Este yacimiento puede poner al descubierto la aparición de las primeras ciudades en el norte de Mesopotamia, que por un parón de años en la investigación no se conocen.

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