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Tras la barra de «El bar» de Álex de la Iglesia

Presenciamos parte del trabajo del director, que ha vuelto a reunir a algunos de sus actores predilectos, como Mario Casas, Blanca Suárez o Terele Pávez

El reparto de «El bar», con Álex de la Iglesia, durante los ensayos del filme ABC

JORGE S. CASILLAS

La idea surgió como tantas otras. Un día cualquiera en El Palentino , un bar del barrio de Malasaña, Álex de la Iglesia y su guionista de cabecera, Jorge Guerricaechevarría, se imaginaron una película ambientada en un escenario así. La idea les persiguió durante años, ha empezado a rodarse poco después de los Goya y espera ver la luz en octubre. No será una comedia costumbrista entre rabas de calamar y botellines, sino un thriller más próximo a «La comunidad» .

En el set de rodaje hace bastante calor por culpa de los focos. A los actores los han citado minutos antes de las 8.00 horas y son casi las siete de la tarde. Todo el equipo está enfrascado en una escena, la «5c15», que discurre en «El Amparo», el bar epicentro de la última cinta de Álex de la Iglesia. Allí la jefa es Terele Pávez , que lleva (con esta) siete película a su lado.

—Terele, me has tapado a Secun.

—Qué va –responde ella–. Eso se tapa luego con la música.

Después de cada intento, Álex de la Iglesia los pone delante del ordenador para que sea vean. La historia de «El bar» comienza cuando una chica más o menos pija ( Blanca Suárez ) se queda sin batería en el móvil. Ella había quedado con un chico, pero decide entrar a «El Amparo» por si alguien puede prestarle un cargador. En el bar verá gente de lo más peculiar: «Se va a encontrar con un grupo de personas que no tienen nada que ver unas con otras. Unas personas que no pueden salir y que por circunstancias de la vida tienen que sobrevivir. Es ahí cuando la gente se quita las máscaras y aparecen los instintos más primarios», resume la actriz.

Uno de los individuos que aparece en este bar será Nacho, interpretado por Mario Casas , un hipster que se ha unido a la creencia de que los bares de corte tradicional son ahora el último grito. «Nacho es un tipo que viene por primera vez a este bar», explica Mario Casas. «Es un publicista, un tío moderno, un tío guay, un tipo de ahora... Pero sí te puedo decir que es un tipo cobarde. Detrás y debajo de toda esa apariencia impoluta nos encontraremos a un tío cobarde, un tipo que va a estar parte de la película escondido, detrás, sin tomar decisiones, pero poco a poco se va a ir transformando».

Tanto Blanca Suárez como Mario Casas coincidieron hace nada en «Mi gran noche», última cinta de Álex de la Iglesia , un detalle que les facilita mucho el trabajo.«Es muy agradable llegar al rodaje y conocer a casi todo el equipo y a la mayoría del reparto. Sientes que tienes mucho terreno ganado», comenta Suárez. «Hay veces que un rodaje es como cuando llegas nuevo al colegio: que tienes que hacer amigos, te sientes incómodo, cohibido... Pero en las películas de Álex los miembros del equipo que repetimos estamos muy relajados desde el primer día, y eso es una cosa a favor bastante grande».

Thriller con humoristas

Aunque repiten cinco actores con respecto a «Mi gran noche», insisten en que «El bar» será un thriller con todas las letras. «Vosotros al final venís media hora y veis tres diálogos que aislados pueden parecer graciosos», nos explica Blanca Suárez . «Yo estoy convencida de que cuando el espectador esté en la butaca se va a despistar mucho. Al principio va a entender la película como una comedia, porque va a haber puntos realmente cómicos, pero llega un momento en el que la película gira y se convierte en un thriller, en una película de terror puro».

Ayuda en ese despiste que el reparto lo culminen actores como o Jaime Ordóñez, intérpretes que han hecho reír a muc Carmen Machi, Secun de la Rosa hísima gente en los últimos años. Le preguntamos a Álex de la Iglesia cómo es hacer thriller con humoristas. «Si un actor hace comedia es un actor que puede hacer drama. Pero un actor que hace drama igual no puede hacer comedia», responde. «Hacer llorar en realidad no es más que jugar con la inteligencia del espectador. Pero hacer reír es algo más, es algo muy complejo: hay que tener una empatía y una especie de impulso automático que te hace encontrar un punto en el cerebro del espectador que solamente ellos conocen».

Una gran familia

La complicidad durante el rodaje es constante. Terele Pávez está ante su séptima película con el director, Mario Casas y Jaime Ordóñez llevan tres (las tres últimas) y Blanca Suárez dos. Eso tiene sus pros y sus contras (más pros que contras, realmente), pero es lo que permite que todo fluya como en una gran familia. Dentro de esta peculiar cofradía Mario Casas pasa a ser «Houses», Blanca Suárez «Blanch» y Terele Pávez «Cariño mío».

«Es como si trabajases con un familiar», concluye Álex de la Iglesia , que termina poniéndole motes a casi todo el reparto. «Tienes los pros de conocerles a la perfección, sabes lo que puedes y lo que no puedes pedirles... Y tiene los contras de que nos conocemos de toda la vida y es muy difícil de manejar. Pero al mismo tiempo es muy fácil, no sé. Terele es parte de mi vida y parte de mí. Es muy difícil desprenderme de ella. Veo las cosas a través de sus ojos y me imagino cualquier cosa pensando, “¿Qué pasaría si esto lo dijera Terele?”».

—¿Cuánto nos queda? –pregunta De la Iglesia después de casi 10 horas de rodaje.

—¿Hoy? 40 minutos –responde Patricia, que lleva el script.

—Debemos acabar esto ya –sentencia el director.

El cine vive en una mezcla de prisa y precisión. Necesita 40 personas y 40 minutos para una secuencia que quizá no dure más de 20 segundos. Pero ahí está su valor.

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