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Antiguo Egipto

Así era el dantesco proceso mediante el que se momificaba a los faraones egipcios

Un grupo de científicos ha llevado a cabo este sistema milenario en una pierna humana actual para ver el resultado

Así era el dantesco proceso mediante el que se momificaba a los faraones egipcios aRCHIVO abc

Manuel P. Villatoro.

Si por algo son conocidos a día de hoy los antiguos egipcios es por haber momificado a decenas de sus conciudadanos con un único objetivo: lograr que su cadáver no cayera en la natural putrefacción que llega tras la muerte. Para su cultura era algo esencial, pues entendían que el cuerpo representaba una parte del fallecido y debía llegar a estar en comunión, tarde o temprano, con su dueño en el más allá. Sin embargo, en este proceso de embalsamamiento se aunaba tanto técnica como una considerable parte de magia y ritual.

Fuera como fuese, la momificación es un sistema que, a día de hoy, no deja indiferente a nadie por su complejidad, su aura de misticismo e, incluso, su asombrosa efectividad para conservar un cuerpo (o los restos) de un Faraón . Es por eso que un grupo de científicos de la Universidad Demócrito de Tracia -en Grecia- ha decidido realizar el mismo proceso en una pierna humana de un cadáver actual para descubrir, miles de años después, más secretos sobre la forma en la que los egipcios embalsamaban a sus líderes. Las conclusiones fueron presentadas el pasado 22 de mayo en la revista «The Anatomical Record».

Así se momificaba a un Faraón

A pesar de que la momificación ha sido la protagonista de decenas de películas de Hollywood y da la impresión de que se conocen todos sus detalles, lo cierto es que sigue siendo un auténtico misterio. Y es que, a pesar de que existen varios papiros egipcios que nos narran parte del proceso, el único autor que lo describe pormenorizadamente es el historiador griego Heródoto en el libro II de sus «Historias» (S.V. a.C.). En su texto, hace referencia principalmente a tres formas diferentes de realizar este proceso, aunque una de ellos solía llevarse a cabo de forma más común en los hombres.

Así pues, y tal y como afirman los autores Diego M. Santos y María B. Daizo en su dossier « Prácticas funerarias en el Antiguo Egipto », el sistema más habitual empezaba cuando el faraón moría, momento en que comenzaba un largo proceso de más de dos meses en el que su cuerpo era preparado para viajar al más allá. Al ser el líder de mayor importancia, solía recibir una momificación reservada únicamente a los más adinerados (de hecho, el resto de mortales tenían que conformarse con una de menor calidad).

El primer paso de la momificación era uno de los más dantescos. Y es que, los expertos de la época eran los encargados de sacar el cerebro a través de la nariz con un gancho curvo. Esto fracturaba severamente el hueso etmoides del fallecido, lo que ha permitido corroborar que se hacía de esta forma a día de hoy. «Esta práctica representa el primer paso del proceso. Luego se rellenaban los ojos con rollos de lino, a los que se les agregaban dos ojos artificiales para hacer más natural la apariencia de la momia», añaden los expertos en su obra.

Este paso iba acompañado de todo tipo de cánticos y oraciones que hacían la situación más terrorífica si cabe. «La extracción de los órganos internos se realizaba por medio de una incisión en la pared abdominal izquierda. El cadáver se recubría luego con por setenta días con natrón, una sustancia utilizada como principal agente de deshidratación», añaden los investigadores. Durante este proceso, los órganos extraídos eran bañados en diferentes sustancias (algunas como alcohol) y se guardaban, o bien dentro del cadáver en pequeños paquetes, o en los llamados vasos canópicos.

Finalmente, los embalsamadores recubrían el cuerpo de vedas de lino. En primer lugar, las extremidades de forma separada y, en segundo término, el cuerpo entero. «Entre las vendas se colocaban diversa capas de resina para adherir los vendajes, sobre todo lo anterior se completaba el envoltorio con un sudario», finalizan Santos y Daizo en su completa obra,

Una momificación, en 2015

Este sistema, en términos generales, ha sido repetido hace pocos meses por los investigadores de la Universidad Demócrito de Tracia. Éstos han momificado una pierna humana de una mujer fallecido que, antes de morir, donó su cuerpo a la Universidad de Zurich. «Queríamos tener una metodología basada en la evidencia, y la única manera de tenerla era hacer el experimento por nosotros mismos», ha determinado Christina Papageorgopoulou, una de las investigadoras, en declaraciones recogidas por la revista « Live Science ».

Evolución del tejido de la pierna momificada

Así pues, comenzaron el proceso introduciendo el tejido en una solución salina similar a la utilizada por los egipcios para eliminar la humedad del cuerpo. «Si hubiéramos utilizado todo el cuerpo, habríamos tenido que cortar y sacar los intestinos y otros órganos, así que preferimos hacer uso solo de la pierna», determina la experta. Los investigadores tomaron muestras del tejido cada dos o tres días para realizarle todo tipo de pruebas (entre ellas, análisis de ADN y de Rayos X).

Así pues, descubrieron que la momificación fue un éxito aunque, en su caso, tardó 208 días, y no 70 (cifra que afirma Heródoto). En palabras de la experta, puede que las condiciones frías de su laboratorio pudieran retrasar el proceso.

Cuando el proyecto finalizó, los investigadores se percataron de que el contacto con la sustancia egipcia había acabado con los hongos y las bacterias que nacen tras la muerte y había quedado preservado tanto el músculo como la piel. El estudio reveló, a su vez, que la temperatura, la acidez y la humedad del medio ambiente eran factores cruciales en la velocidad del proceso de momificación.

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