El Quijote, en verso (II)

El Quijote, en verso (II)

Recopilamos los poemas enviados por los ganadores de nuestro concurso en este incansable homenaje a la obra de Cervantes

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Recopilamos los poemas enviados por los ganadores de nuestro concurso en este incansable homenaje a la obra de Cervantes

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  1. Joaquin Rodríguez

    Ligero voladizo soñador triste, ama la bondad, ve quién quiere ser sabe quien es, confía, nos hace buenos, la prudencia su motor su brazo flaco pero esforzado, espada antigua ilusiones gastadas, ama ama por vocación, busca la fama y, sin saberlo, él es la fama.

  2. Miguel Amilachwari

    Presente hallòse el escribano

    y dijo que nunca habìa leìdo en ningùn libro

    de caballerìas que algùn andante caballero

    en su lecho tan sosegadamente hubiese muerto

    y Don Quijote como tan cristiano ...

    entre compasiones y làgrimas... su espìritu diò:

    Quiero decir que se muriò

    el cura lo cual viendo

    pidiò al escribano

    le diese por testimonio

    como Alonso Quijano el bueno

    Don Quijote de la mancha comunmente llamado

    Desta habìa pasado

    vida presente y naturalmente muerto

  3. Francisco Vaquerizo

    Nueva letanía a nuestro señor Don Quijote: (Glosa a la letanía de R. Darío)

    Rey de los Hidalgos, estrella colgada en el ojal claro de la madrugada, dueño empedernido de toda ilusión, caballero invicto de la bonhomía al que el orbe entero rinde pleitesía desde lo más hondo de su corazón. Adalid insigne de las andaduras, que purificaste todas las tristuras por la gracia inmensa de tu caridad, con la lanza en ristre contra los agravios,y contra los necios y contra los sabios y contra los fueros de la autoridad.

    Paradigma egregio de la fantasía, que honraste en extremo la caballería, a ti la alabanza sea y el honora ti los aplausos y las excelencias con que algunos lavan sus malas conciencias por haber dudado de tu condición. Tú no necesitas mentiras piadosas, ni floridos versos ni floridas prosas, porque eres tú mismo fragante florón y el modo más cierto de llegar a honrarte, es seguir tus pasos, alzar tu estandarte y dejar los cuentos para otra ocasión.

    Divino Quijote, cuya vida es sueño, que oteas el mundo desde clavileño- brillante centella, dulce exhalación -, aparca tu máquina por unos instantes y escucha las preces de los mendicantes que en ti ponen alma, vida y corazón. Ruega por nosotros, implora clemencia por nuestra pigricia, por nuestra inconsciencia, por nuestros pecados contra la ilusión, para que, dejando dengues y pamplinas, lejos de claveles y de clavelinas, alcanzar podamos tu gracia y perdón.

    Ruega por nosotros, que nos entregamos al primer envite, porque no escuchamosde tu gran ejemplo la interpelación,y que hamlet deje sobre tu memoria sus vacilaciones, para mayor gloria de todos los príncipes que en el mundo son. Ruga fervoroso, juicioso, estudioso, ruega firme, alegre, feroz, bondadoso,por nos intercede, suplica por nos,pues vamos ajenos al rumbo debido,sin ley, sin medida, sin freno, sin tino,sin meta, sin alma, sin credo y sin dios.de tantas penurias, de tantas ruindades, de quienes, subidos a sus vanidades,nos venden recetas para la ocasión de las conferencias a tanto el minuto,de las procesiones con san sisebuto,de los recitales y juegos florales,líbranos, señor.

    De ciertos mendigos, de inciertos amigos,de incultos doctores y falsos testigos,de fieles borregos,de míseros legos para quienes nada tiene solución,de los nocherniegos,líbranos, señor. Adalid invicto de las fantasías, defensor a ultranza de las utopías,capitán augusto de la soledad,contra la ignorancia, contra la evidencia,contra la barbarie, contra la apariencia,contra las ruindades de la sociedad.

    Ora por nosotros, señor de los sueños,haz que recojamos tus nobles empeños y que proclamemos tu revolución,ya que, a buena gente, nadie hasta el momento,ha igualado nunca tu predicamento porque te guiaba la mano de Dios.

  4. Marga de la Iglesia

    La hora del alba sería cuando salió Don Qujote de la inmunda hospedería sobre rocinante al trote. De regreso hacia el lugar iba el hidalgo con prisas para poderse agenciar algún dinero y camisas. Novicio en su nuevo oficio más contento que unas pascuas, por prestar pronto serviciose hallaba ya sobre ascuas.

    Cabalgaba ensimismado cual autómata muñeco cuando un lamento angustiado hízole frenar en seco. Aquel lamento partía de un bosquecillo algo espeso que la senda dividía como una tizona a un queso.

    Barruntando encontrar algo conducente a una aventura,decidido, nuestro hidalgo se internó por la espesura. No le salió el viaje gratis, pues pronto, a un árbol atado,vio a un muchacho en cueritatis chillando cual condenadoc on una razón que espanta, porque a su vera había un tíoa rreándole una somanta de papá y muy señor mío. ¡Alto ahí! -rugió el jinete- ¿Qué pasa en Cádiz? Amigo: montad en un periquete y entendéroslas conmigo.

    Hizo el efecto de un tiro entrada tan imponente la víctima dio un suspiro, y el sayón, diente con diente pero éste, aunque confuso con lo que no había contado,al instante se repuso y contestó muy excitado:¿acaso no es de justicia que castigue con mi mano la malicia y la estulticia de este mancebo villano? ¡no es cierto!- repuso el tal-. Que me da un tute tamaño por no pagarme el jornal ¡y que cuelga ya hace un año! ¡mentira y gorda! -Saltó cual basilisco el verdugo-. Tanto ganado perdió, que ganó cuanto le plugo. Vos sí que ahora habéis mentido -terció el hidalgo, amoscado-. Si ganó, no fue perdido y si perdió, no es ganado.

    Por tanto, y siendo evidente que sois vos el embustero,soltadle inmediatamente y abonadle su dinero. Bien está le pagaré -dijo el amo del mancebo -pero ahora, aquí, no podré, pues encima nada llevo. Luego, al pueblo me acompañe...¡no me fío! el mozo dijo. No temáis, no, que os engañeque yo palabra le exijo. Y prosiguió el caballero: ¿de honor dais vuestra palabra? ¡Dóila! exclamó el ganadero. Y el mozo pensó: ¡qué cabra! pues aunque el amo empezaba a aflojar sus ligaduras, el mozo no se tragaba ser verdad tanta ventura.

    En esto, que, el paladín,viendo el asunto en camino, vuelve grupas su rocín y se va por donde vino. Y tan pronto se extinguió el eco de su galope, el asunto naufragó y fuese a pique el arrope. El amo, que ya tenía al muchacho desatado,con atómica energía volvió a atar al desdichado. Y, requiriendo el bastón, dióle al mozo una pasada que fue segunda edición corregida y aumentada. Mientras tanto, cabalgaba Don Quijote y, satisfecho,la enhorabuena se daba por el entuerto deshecho.

  5. José Agustín Contreras Hernanz

    Mañana tu blanco, hermoso sueño ha de alcanzarse, sin duda llegará en cercano día y se arrojará toda villanía para nunca jamás de nuevo alzarse.

    Ya no más lágrimas, ya no finarse entre torturas de la tiranía que este mundo amarga con su alma fría para en dolor del hombre malgozarse. Decapitaremos negra maldad,que no haya miedo, que ha de venir libre un alba nuevo de dulce beldad, donde brille, rey ardiente, verdad, y el bien más puro en toda onda vibre y nadie muerto viva en soledad.

  6. Cristobal Castro Martínez

    Mi fiel y querido amigo Sancho

    mi vida es pelear luchar contra lo injusto

    hasta no poder mas,

    desfacer entuertos, desencantar hechizos

    luchar contra el mal que anda por todas partes,

    Belcebu de todos los demonios al que hay que derrotar

  7. José Buitrago

    Helas aquí, Sancho, amigo, las lagunas de ruidera. Si un malandrín las hiriera, en mí tendrá su enemigo. “Señor, -viose a Panza revelarse- si algún malandrín tuviera a bien, venir a ruidera,sería para bañarse”.

    “Luego, de buen yantar a base de queso, cordero y vino,el malandrín, no tomaría el camino de vuelta. Decidiría quedarse”. “Al menos yo así lo haría, -siguió Panza su argumento- perdone “su señoría”, pero uno no es de cemento” “desde el concilio de trento,si no hay harina hay mohína. Si está llena la cocina todo el mundo está contento”

    “Vive dios, amigo Sancho, déjate ya de refranes, no cometas más desmanes y olvídate ya del rancho” “que al hombre que solo piensa en los placeres mundanos se le puede ir de las manos amor, placer y despensa”

  8. Isaac Navajas

    «Y la del alba sería»

    Perdido quedó mi huerto, por buscar la aventura en otra tierra, y ni hondonada ni puerto ni la nieve virgen de la alta sierra, dejó de hoyar mi paso ahora muerto.

    Salí sin otra compaña que el paso altivo, mi bolsa y mi suerte, también con alguna maña de esas que al arte de vivir, más fuerte y más fácil, hacen sin serle extraña. Y la del alba sería cuando ambos juntos, con quijotes y sanchos, y un gran sol de algarabía, salimos a hacer un mundo más ancho de gloria, de honor más y de alegría.

    Pronta hazaña ¡triste sino! prendaron su honor y mermado seso,y en gigantes y molinos, con su rocinante, su adarga y huesos fueron todos al suelo del camino. Y siguieron caballero y sancho, buscando fama en su vagar, y una ínsula al escudero ganada a fuer de aventura en lugar lejos de aldonzas, curas y barbero. Y aquellas todas historias de encantamientos, de caballería en sus libros, y memoria contra pellejos que en su haber había y de otras muchas cosas que a su gloria atañen, y son una: su amada Dulcinea del Toboso, aquel de la blanca luna,y amadís y el de fonseca famosos caballeros todos sin tacha alguna. Y volvió quijano con su buen amay sobrina, a dejar cualquier andanza por caminos, y disfrutar de holganza bien ganada, y bien conseguida fama.y al poeta queda aconsejar su fiel lectura,joya del buen decir, diversión y donosura.

  9. Inés González

    El ingenioso hidalgo Don Quijote se llamaba

    en sus ratos de ocio a libros de caballería

    se daba perdiendo el juicio aventuras imaginaba.

    Sacó sus armas, pues hacerse caballero decidió

    que llenas de moho estaban,las pulió y limpió,

    después a su caballo rocinante lo llamó.

    Luego buscó un apelativo un nombre compuesto debía elegir como

    en los libros de caballería a don quijote tuvo que añadir

    su propio linaje y patria pues de la mancha había de partir.

    A este gran caballero a alguien debía rendir su honor

    y a una joven dama a la que un día tuvo amor

    Dulcinea del Toboso le puso pues era su gran admirador.

    Por tierras de españa tres salidas realizó

    con su escudero Sancho al que loco volvió

    pues durante un día una ínsula gobernó.

    Entre sus múltiples episodios grandes engaños sufrieron

    y muchas historias contaron de la irrealidad que vieron

    como los molinos que giraban con gigantes los confundieron.

    Un día llegó su fin cuando él menos lo pensaba

    había sido vencidoy gran melancolía le causaba

    seis días estuvo en la cama pues así el cielo lo ordenaba.

    Sus amigos y familia le acompañaban

    Don Quijote cuerdo se volvía,

    recibía los sacramentosy en Alonso Quijano se convertía

    hasta que por la enfermeda déste moría.

  10. José Franco

    A tu paso por la blanca isla la raptada ninfa se arrodilla,

    velando tú andar y defendiendo tú sueño con brillante lanza,

    perplejo aquel ombligo que no encuentra suficiente panza,

    ni descanso ni reposo donde la rosa de los vientos te vigila.

    Cabalgando al trote constante siempre viaja acompañado,

    descubriendo a la hija de tetis en la edad delicada de la marea,

    como ofrenda de amor e irreductible pasión hacia Dulcinea,

    en el país de las maravillas de aquel otro viajero alucinado.

    Las fértiles planicies separadas de tu tierra castellana,

    por el mar indómito que formó carácter en tu compañero,

    cantan a viva voz tus andanzas de mítico loquero,

    trastocando el negro horizonte en blanca porcelana.

    Otearon tu andar vetustas cumbres americanas,

    en las selvas y mares ignotos imprimisteis tu cancha,

    dejando imborrable la huella dorada y encarnada mancha,

    donde Quijano errante te hicisteis llamar en las mañanas.

    Entre océanos y desiertos tu figura austral se alza en el levante,

    en el sur de las focas y en el norte de los osos comienza la algarabía,arranca el lento girar de los blancos molinos

    en señal de bienvenida,¡nos movemos sancho!,

    susurra el viento a rucio y a rocinante.

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