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Segunda Guerra Mundial

Las esclavas japonesas obligadas por su propio gobierno a tener sexo con los soldados

Un grupo de historiadores estadounidenses ha hecho un llamamiento a sus homólogos nipones para que no olviden a las «mujeres de solaz»

Las esclavas japonesas obligadas por su propio gobierno a tener sexo con los soldados ARCHIVO ABC

M.P.V.

Japonesas, chinas, coreanas y filipinas. Estas eran las nacionalidades de las más de 200.000 jóvenes que, en plena Segunda Guerra Mundial , fueron esclavizadas por el gobierno nipón y obligadas a mantener relaciones sexuales con los soldados que se hallaban en el frente.

¿El objetivo? Hacer pasar «un buen rato» a los combatientes que se enfrentaban a fusil y bayoneta contra los aliados. Por entonces eran conocidas como «mujeres de solaz» o «mujeres de confort» y ahora, cuando celebramos el 70 aniversario del fin de la contienda, un grupo de historiadores estadounidense sigue combatiendo como entonces para evitar que esta triste historia caiga en el olvido.

Para hallar el origen de este infamia es necesario viajar en el tiempo hasta la década de 1930, época en la que (antes de iniciarse la lucha de Hitler ), los altos mandos japoneses iniciaron una campaña mediante la que esclavizaron a miles de mujeres y las obligaron a prostituirse para las fuerzas armadas de su país.

«En el marco de lo que acabó denominándose un sistema de “esclavitud sexual militar”, las mujeres eran secuestradas, golpeadas, violadas y obligadas a proporcionar servicios sexuales al ejército japonés», explica Amnistía Internacional en una campaña (iniciada en 2008) para que el gobierno Japonés asuma su responsabilidad en este suceso.

Esta práctica se acrecentó de forma severa durante la contienda, momento en que las mujeres eran transportadas hasta las conocidas como «estaciones de confort» (ubicadas en multitud de países y que, en la práctica, hacían las veces de burdeles. «El gobierno japonés no ha revelado nunca todo el alcance del sistema de esclavitud sexual. El sistema de “mujeres de solaz”, es decir, el sistema de prostitución militar forzosa, comportó una serie de abusos, por ejemplo actos de violencia sexual, como violaciones múltiples y abortos forzados , en lo que se ha descrito como “uno de los mayores casos de trata de seres humanos registrados en el siglo XX”», añade la Organización No Gubernamental en su página Web.

Historiadores contra Japón

La triste historia de las «mujeres de solaz» ha vuelto a salir este martes a la luz después de que –tal y como publica la versión digital del diario «The Washington Post» , un grupo de historiadores estadounidense haya enviado a sus homólogos nipones una carta recordándoles que no deben olvidar esta tragedia y deben presionar, en la medida de lo posible, a su gobierno para que se haga responsable de lo sucedido. A su vez, abogan por que el Estado pida perdón y se haga cargo de las posibles repercusiones de las «mujeres de solaz» que, siete décadas después, todavía viven.

«Estamos con los muchos historiadores en Japón y en otros lugares que han trabajado para sacar a la luz los hechos sobre esta y otras atrocidades de la Segunda Guerra Mundial», dice una carta firmada por 19 académicos de –entre otras- la Universidad Americana, Princeton y Columbia.

Concretamente, los historiadores han criticado que el gobierno japonés haya tratado que la editorial «McGraw Hill» elimine de uno de sus libros dos párrafos sobre la historia de las «mujeres de solaz». «Como historiadores, expresamos nuestra consternación por los recientes intentos por parte del gobierno japonés para suprimir declaraciones en los libros de historia, tanto en Japón como en otros lugares sobre los eufemísticamente llamados 'mujeres de solaz'», añade el texto.

El libro, concretamente, es «Tradiciones y Encuentros: una perspectiva global en el pasado» y afirma que el ejército japonés «reclutó a la fuerza a más de 200.000 mujeres de entre 14 y 20 años para servir en burdeles militares, llamados «casas de confort». También dice que el ejército imperial japonés «masacró un gran número de mujeres de solaz para encubrir la operación», tal y como afirma la versión digital del «The Washington Post».

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