la larga guerra del siglo xx. segunda guerra mundial (xxxVII)
Budapest, Varsovia y Viena en manos del Ejército Rojo
La «Wehrmacht» fracasó en tres ofensivas sucesivas para liberar el cerco de la capital húngara
Mientras los alemanes preparaban su ofensiva en el oeste, los soviéticos se acercaban a las puertas de Budapest. El gobierno húngaro quería declarar su capital ciudad abierta, pero Hitler la condenó a sufrir los rigores de la guerra al considerarla una Festung (fortaleza) que debía ser defendida hasta el último aliento. Actuaría como un rompeolas contra el que deberían estrellarse las fuerzas enemigas, perdiendo así su ímpetu ofensivo.
Cerco
Después de atravesar la llanura húngara, unidades del Tercer Frente Ucraniano al mando del mariscal Tolbukhin cruzaron, el 4 de diciembre de 1944, el Danubio al sur de la capital mientras las fuerzas del Segundo Frente Ucraniano del mariscal Malinovsky la rodeaban por el norte. El cerco se cerró el 26 de diciembre atrapando a una guarnición de 40.000 soldados alemanes y 38.000 húngaros, todos ellos bajo el mando del general de las SS Pfeffer-Wildenbruch, que actuaba con total desprecio hacia sus aliados y la población civil.
Los soviéticos, deseando evitar los rigores del combate urbano, ofrecieron una capitulación que los alemanes rechazaron de plano. El Ejército Rojo procedió entonces a una reducción sistemática de la ciudad empezando por Pest, en la orilla derecha del Danubio, evacuada por los alemanes el 17 de enero de 1945.
Konrad
Entre tanto, Hitler ordenó reunir todas las fuerzas disponibles para intentar romper el cerco que asfixiaba a la capital. Tres operaciones sucesivas, Konrad I, II y III, trataron sin éxito de llegar hasta los sitiados. En la última de ellas, las vanguardias alemanas estuvieron a tan sólo 16 kilómetros de la ciudad, pero debieron retirarse y ocupar posiciones defensivas. Cuando quedó claro que no recibirían ayuda del exterior, los supervivientes que aún resistían en Buda, al oeste del Danubio, intentaron romper el cerco soviético el 11 de febrero de 1945. Apenas 700 lo lograron.
Unas semanas antes, el 17 de enero, el Ejército Rojo había entrado en las ruinas de Varsovia, destruida sistemáticamente por orden de Hitler después de aplastar sin piedad el levantamiento del 1 de agosto organizado por el Armia Krajowa (Ejército Nacional) a las órdenes del general Tadeusz Komorowski.
«Frühlingserwachen»
Con la caída de Budapest no remitió el interés de Hitler por la región. Fracasada la ofensiva de las Ardenas, decidió trasladar a Hungría su reserva estratégica, el VI Ejército Panzer de las SS, que desencadenó, el 5 de marzo de 1945, la Operación Frühlingserwachen (Despertar Primaveral) con la misión de proteger los campos petrolíferos y refinerías de Nagykanizsa. El ataque se estrelló contra las poderosas defensas del Tercer Frente Ucraniano, cuya posterior contraofensiva culminaría con la caída de Viena el 13 de abril.
La rebelión de Praga y la deserción del ROA
En Praga, los checos se levantaron contra los ocupantes alemanes el 5 de mayo. Incapaces de imponerse a las tropas germanas, a pesar de contar con la ayuda del ROA (Ejército Ruso de Liberación, formado por soldados soviéticos al servicio de la Wehrmacht, cuyos integrantes decidieron volver a cambiar de bando en el último momento), debieron acceder el 8 de mayo a permitir el paso a los alemanes en retirada para evitar la destrucción de la ciudad, que quedó al día siguiente en manos de los soviéticos.
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