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Falso, camaleónico, agresivo y persuasivo: así era el Caudillo

El grafólogo Enrique Juan Madruga analiza la letra de Franco en el último parte de guerra, que publica hoy en exclusiva ABC

Falso, camaleónico, agresivo y persuasivo: así era el Caudillo abc

enrique juan madruga (grafologo)

Hemos podido analizar el borrador del último parte de guerra que se emitió al proclamar el fin de la Guerra Civil y que fue escrito y corregido por el propio D. Francisco Franco . Al iniciar el análisis, aun siendo un borrador, vemos que es una persona que no cuidaba mucho los detalles, presenta una escritura poco ornada, sin puntuar los acentos ni algunas de las tildes de las palabras. Los cambios de forma de las letras como son las «m» y «n» dicen de él que es una persona insincera, en cierto modo algo falso, camaleónico.

Nos llama la atención el predominio de estas grandes jambas, superando la dimensión de las hampas y que incluso llegan a pisar las grafías inferiores. Esta tendencia hacia la zona inferior simboliza lo material, el instinto, de tal forma que al ver la escritura con este tipo de grafía nos muestra una personalidad propensa a la depresión, fatigada y decaída.

La forma que adoptan las «T» simulando un golpe de látigo nos habla de una persona enérgica, con cierta agresividad o irritabilidad; también con mal genio, ya que los ganchos regresivos que apreciamos al finalizar alguno de los trazos así lo indican. En cierto modo contrasta mucho la apariencia que presenta el personaje con lo que nos expresa la escritura, es un juego de doble personalidad, que posiblemente experimentaba en los dos ámbitos, el social y el personal.

La escritura gladiolada (que decrece en el tamaño de las letras en una misma palabra) habla de una persona con facilidad para convencer, persuasiva, astuta y a la que le gusta llegar hasta el final si es necesario.

Le cuesta confiar en los demás, ya que vemos que prolonga los finales simulando lo que se denomina «Rasgo de Procurador», el cual extiende el trazo hacia la derecha con el fin de evitar que no se añada nada con posterioridad a su escrito.

Vemos que el escrito presenta dos tipos de grosores en los trazos, siendo el último trazo, el que utiliza para corregir el texto original, el de mayor grosor, dejando constancia de su sentencia, ratificando que es la última palabra, sin llegar a pronunciarla. A pesar de que ejerce mayor presión con el útil en la corrección que hace sobre el texto original, la escritura no es firme, presenta algunas torsiones o trazos sinuosos que indican que podría haber sido escrito en distinto acto y/o que su estado físico o psicológico no era el mismo. Es de entender, ya que lo que está escribiendo cambiaría el curso de la historia.

En cierto modo, su pasado le marcó mucho. Las desavenencias con su padre y los complejos que pudiera tener los vemos reflejados en los gestos regresivos de los trazos, sobre todo en los finales como en las «S», por lo que condiciona en cierto modo sus decisiones finales.

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