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festival de cine

«Caníbal», otro plato fuerte del cine español, llega a San Sebastián

Antonio de la Torre da vida a un psicópata en la película de Manuel Martín Cuenca

«Caníbal», otro plato fuerte del cine español, llega a San Sebastián efe

OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE

Algo tendrá la carne humana cuando el cine español la bendice con tres películas apretujadas: la recién estrenada «Omnívoros»; la de Álex de la Iglesia , con Carmen Maura y Terele Pávez , y con la marmita llena de miembros de nuestro actual y manoseado Estado de Derecho; y la de Manuel Martín Cuenca , «Caníbal», donde el puntilloso director hace un retrato de «las horas del día» de un psicópata que asesina señoras estupendas para que le llenen la despensa. Y el retratado lo interpreta Antonio de la Torre con la seriedad y porte de un catedrático de filosofía, aunque a lo que se dedica en realidad es al noble y desusado oficio de sastre. Gran secuencia inicial en la que uno ya advierte la pericia, frialdad y falta de escrúpulos de este hombre aburrido y respetado al que la película le irá otorgando una compleja doblez de dignidad y brutalidad.

Antonio de la Torre es un actor al que te lo crees tirando un penalti y parándolo al mismo tiempo, y aquí compone a un tipo al que la pantalla se ve imposibilitada de definir, con lo que la película se dedica a sugerir un diseño de interiores (los de este sujeto y su ambiente) que humanicen una fachada horrible, como la que se nos muestra en la excelente secuencia de playa nocturna y miedo insoportable. El argumento no se resigna a la monotonía del psicópata gracias, precisamente, al «efecto Psicosis», con la aparición de la chica y la pirueta de la hermana (excelente actriz Olimpia Melinte ), que le cambian, si no la afición gastronómica al protagonista, sí al menos el género a la película, ofreciéndole al espectador una muleta para que pasee el argumento hasta el final con la cojera de la intriga y el imprevisto caramelo de ¿lo romántico? Es curioso cómo el director aparta con naturalidad lo policial del suspense, y anima a fijar la mirada en su peculiar lenguaje, que provoca tensión puramente visual mediante claves muy distintas a la del cine policíaco.

La presencia de «Caníbal» en la competición del festival le añade, desde luego, mucho tartar al asunto, algo que no conseguía el otro título a concurso, el chejoviano «Octubre Noviembre», del austriaco Götz Spielmann , un plato de lechugas y verduras familiares en el que, al final, aparecía la tajada incomestible de los interminables últimos suspiros del padre y patrón en su lecho de muerte. Antonio de la Torre lo hubiera solucionado en un pispás.

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