«Europa no tiene coraje de afrontar el problema cultural»
El escritor y pensador portugués defiende un mayor contacto de los ciudadanos europeos con sus grandes patrimonios culturales
El actual administrador de la fundación Centro Cultural de Belém (CCB) es uno de los pensadores más respetados en el mundo cultural portugués. Su vasta experiencia en numerosos puestos de responsabilidad civil se une a su envidiable currículo literario con el que ha logrado casi una veintena de premios, muchos de ellos internacionales. Vasco Graça Moura habla para ABC del papel de la cultura en la sociedad actual.
-La política y la literatura han ocupado un lugar importante en su vida profesional. ¿Son sus dos pasiones?
-Yo diría que la política ha ocupado un lugar mucho menos importante que la literatura, pero sí puedo equiparar la literatura y la cultura. Porque mi vida oficial estuvo muy relacionada con la intervención cultural: como administrador durante diez años de la Casa de la Moneda, presidiendo la comisión de los descubrimientos durante ocho años, como comisario general para Sevilla 92, donde me ocupé de las cuestiones de los descubrimientos, en la Gulbenkian o los diez años como eurodiputado, en la comisión de cultura y educación. Mi actividad no literaria está muy relacionada con las cuestiones de la cultura, incluso actualmente, en el Centro Cultural de Belém (CCB). Mi actividad política es menos importante, ha sido más de intervención, de expresar opinión, pero no partidaria.
«Soy contrario a la política de subsidios»
-Dada su experiencia, ¿cree que a través de la política se puede hacer mucho por la cultura?
-Sí, desencadenando acciones que posibiliten a los ciudadanos la posibilidad de acceso a los medios culturales y su usufructo. El plano de los recursos financieros es el más complicado, pero también tiene que haber políticas correctas, tanto para la llamada conservación del patrimonio como para la vida cultural corriente. Soy, de forma general, contrario a la política de subsidios porque no generan calidad. Pero debo decir que, actualmente, son tales las dificultades que la sociedad atraviesa que comienzo a pensar si no tendré que revisar mi posición para ver cómo contribuir para que la vida cultural esté exteriorizada. Ahora muchas veces un ciudadano común no puede hacer opciones entre un consumo de subsistencia y un consumo cultural. El Estado debe pensar en cómo minimizar el problema que se genera
-¿Existe una aproximación entre la cultura y las clases sociales más bajas?
-Hay muchas formas y niveles de cultural. Desde el punto de vista político es importante proporcionar el acceso a las clases más desfavorecidas, comenzando por las escuelas. Hay muchas asimetrías que se deberían corregir pero es difícil
-¿La cultura también está en crisis?
«No hay solución mágica para la grave situación que vivimos»
-Los medios de financiación de la cultura están en crisis como todos otros medios de financiación de la vida social. Se deben poner prioridades para aplicar bien lo que hay.
-¿Teme que la vida cultural deje de formar parte del cotidiano de muchos portugueses?
-La situación que vivimos es un grave problema y no tengo ninguna solución mágica. Pero hay problemas más graves. Formo parte de varios jurados de premios literarios, y en los jóvenes que presentan su primera obra se nota una pérdida decreciente de la utilización de la lengua portuguesa, lo que quiere decir que la escuela no les enseñó bien, y que sus consumos culturales no se ocuparon de corregirlo. Eso sí que me preocupa.
-¿Qué papel ocupa la cultura portuguesa en el mundo?
-Ha que distinguir la cultura portuguesa de la cultura en lengua portuguesa, que tiene una dimensión mucho mayor por Brasil. En la cultura portuguesa existen asimetrías, sobre todo en la literatura, donde se conoce muy bien a Pessoa, Saramago y Lobo Antunes y después hay una enorme cantidad de autores que se quedan en la sombra, con gran dificultad de emerger. Se debe a políticas discutibles llevadas a cabo a lo largo de décadas, como la de privilegiar excesivamente la lengua francesa para las traducciones. Como consecuencia en el mundo de habla inglesa los autores portugueses son poco conocidos. Esas asimetrías llevan tiempo a corregirse. Hoy en día se escribe para el bet-seller. Hay artistas conocidos y respetados, como Paula Rego, Vieira da Silva, Manuel de Oliveira…pero eso no hace la proyección de la cultura, sino de los nombres concretos.
«Europa no tiene coraje de afrontar el problema cultural»
-Tras su experiencia como eurodiputado, ¿cuál es la sensación que tiene del proyecto cultural europeo?
-Europa no tiene coraje de afrontar el problema cultural. En la propia base del tratado las acciones culturales son de cooperación, no prevé acciones de integración, y dificulta mucho las cosas, para reservar el mosaico cultural. Muchas veces las políticas culturales privilegian a agentes de coproducción, el viaje de los artistas y las obras y de un concepto de modernidad normalmente desactualizado. No interesa que una misma exposición viaje a varios países, lo que es importante es que los ciudadanos de esos países puedan estar en contacto para conocer sus respectivos patrimonios culturales. Vivimos divorciados unos de otros. Los programas que existen, y en cuya redacción participé, prevén acciones de cooperación anuales, quinquenales, envueltas en una burocracia absolutamente diabólica, implican la existencia de agencias de cooperación cultural que tienen que inventar proyectos en 3 ó 4 países. Hay muchos equívocos y por otro lado tenemos el eje UNESCO- UE, que se trata de una parte comandada por intereses franceses que canaliza recursos importantes. La acción cultural a nivel europeo por sus balizas legales y por sus actuaciones prácticas muchas veces lleva a una serie de equivocaciones, y no veo cómo salir de ahí.
-¿Qué propone?
«Es fundamental revisitar a los clásicos»
-Sería fundamental revisitar los clásicos, para que los europeos se entiendan mejor por su identidad nacional, revisitar los grandes momentos de la civilización, la expansión europea en general nos pasa al lado, revisitar las grandes obras del patrimonio. Poner a los ciudadanos en contacto con sus grandes patrimonios culturales. Ese aspecto no se ha resuelto
-Y en el ámbito ibérico, ¿también hay desconocimiento?
-Sí, hay algunos nombres conocidos a ambos lados pero en general hay gran desconocimiento. Pero es que en Portugal también ocurre con Brasil, que habla su mismo idioma, es algo patético. El problema se resuelve con políticas de intercambio. Las agencias que pueden hacer algo tienen pocos medios, como el Camões o las consejerías de cultura de las embajadas. Además las políticas de turismo son totalmente erradas, se preocupan más con las playas del Algarve que con el patrimonio cultural que en el norte del país ocupa el 60% de las visitas.
-¿Aprecia la cultura española?
«Hice un discurso en el Parlamento de Europa contra el lobby antitaurino»
-Basta ser un escritor portugués que aprecie la literatura peninsular para que me interesa la cultura español, del pasado y la actual. Me gustan muchos autores como Jorge Manrique, Quevedo, Rosalía de Castro, Lorca, y poetas contemporáneos, como Vicente Alexandre, y otros como Javier Marías.
-¿Y es aficionado a los toros?
-Me gustan mucho, incluso hice un discurso en el Parlamento Europeo llamado ¡Vivan los toros!, en español, para reaccionar al lobby antitaurino. Los defiendo como ejemplo de manifestación artística y con un peso cultural y antropológico muy fuerte. Hay una gran parte de la cultura española que se debe a los toros, y no únicamente española, como Carmen . Alberti, Lorca, Picasso…hay tantas manifestaciones relacionadas a los toros…Hemingway. Y prefiero la corrida española a la portuguesa porque el lance de muerte es extremamente importante y el peligro que el hombre enfrenta es totalmente diferente de la coreografía de la corrida portuguesa.
-¿Le marcó su paso por la RTP?
-Fui director de programas del primer canal en el 78 y me permitió entender el alcance extraordinario que puede tener un instrumento como la televisión en la promoción de la cultura. Alcance que raramente es utilizado.
-¿Lisboa tiene una buena oferta cultural?
«En Lisboa he notado la desaparición de las librerías»
-No se puede comparar a Londres, París o Madrid pero tiene cosas muy diversificadas y un patrimonio museológico versátil, pasando de lo más antiguo a lo más moderno. Lo que sí noto es la desaparición de las librerías que es una pérdida cultural gravísima y ocurre más en Portugal que en otros países
-En la actual situación en la que se encuentra Portugal, ¿es un gran desafío asumir la administración del Centro Cultural de Belém?
-Es un enorme desafío porque tenemos fundamentalmente dos fines estatutarios. Uno es la promoción de la cultura y otro la conservación de este edificio que es gigantesco con equipamientos que tienen 20 años. Cada vez hay menos recursos como fundación, que depende del Estado portugués, y como entidad con actividades propias. Alquilamos espacios, vendemos entradas y podemos incluso construir un hotel aunque necesitamos encontrar un inversor interesado. Los ingresos de las actividades están cayendo y el propio apoyo del Estado es menor. Por lo tanto el desafío es diario. Por otro lado, nos va a llevar a valorar más la mano de obra portuguesa. Sin pérdida de calidad resulta más barato contratar a ellos que a los extranjeros. Pero nuestra idea es seguir trayendo a los extranjeros a través de Embajadas, trabajamos más en red.
-¿El CCB es un símbolo cultural de Lisboa?
«El Centro cultural de Belem es símbolo cultural de Portugal»
-Sí, se ha convertido en un símbolo cultural. Lisboa tiene varios focos de actividad cultural, como la Fundación Gulbenkian o Culturgest, y otro la CCB. Va a cumplir 20 años y ha marcado la realidad cultural. Estamos además instalados en un marco emblemático, con muchos museos, y monumentos
-¿Cómo es su faceta de escritor?
-Depende. A lo largo de mi vida he escrito entre las 7 de la tarde y las 2 de la mañana, como si fuese otro día de trabajo, normalmente desempeñé mis obligaciones profesionales durante el día y escribiendo por la noche. Ahora estoy realizando un ensayo sobre la identidad cultural Europa, que saldrá en febrero. Dediqué mucho tiempo a la traducción a los autores que me interesaron.
-Ha recibido muchos premios, ¿alguno recuerda con más cariño?
-Unos 19, algunos muy especiales, como el Premio Pessoa, o los dos grandes premiso de la Asociación Portuguesa de Escritores, de novela y de poesía, el premio Estruga, la Medalla de Oro de Florencia (por traducir a Dante)…..me gustó mucho recibirlos
-¿Faltan intelectuales en Europa?
«Un pensador no puede ser promovido, sino digerido»
-Falta la creación de la posibilidad de contacto de artistas entre los varios Estados Miembro. Un pensador no puede ser siempre promovido, debe ser digerido.
-Es usted un gran defensor del NO al acuerdo ortográfico.
-Introduce graves alteraciones de pronunciación de la lengua portuguesa en el portugués que se habla en Portugal y en otros siete países. Además de las confusiones técnicas no uniforma la grafía; se olvidó de las reglas que se habla en África y desfigura gravemente el reconocimiento etimológico de las palabras. Complica, aumenta la confusión y no unifica nada. El acuerdo se firmó en el 90 y estuvo mucho tiempo en vigor. Si Angola lo pone en vigor va a crear una confusión entre su propia población. Alterar las reglas implica costes terribles, legislación, manuales escolares…sin ganancia ninguna. Es una iniciativa ruinosa para Portugal.
«El acuerdo ortográfico es ruinoso para Portugal»
-¿Cree que parará?
-Depende todo de Angola, si lo hace lo mismo se vuelve irreversible. En este momento hay tres grafías, la de Brasil, la de Angola y Mozambique y la absurda que se aplica ahora en Portugal.
-¿Es una persona optimista?
-Digamos que soy un pésimo optimista
-¿Y cómo ve el futuro de Portugal?
-Veo el futuro de Europa con una gran preocupación. Cuando fui eurodiputado estuve 5 años con la Europa de los 15 y en el segundo mandato ya era la Europa de los 27. Con la ampliación se ha perdido el espíritu de solidaridad europea. No es la culpa de los nuevos países, pero se alteraron tanto las reglas y se crearon nuevos problemas que resulta difícil el entendimiento de países que venían con una tradición diferente. Europa está siendo cada vez más ingobernable. Y el tratado de Europa sirve para aumentar la confusión. Europa ha logrado un equívoco que es el exceso de competencias del Parlamento Europeo, que es la suma de los vicios nacionales y con poicas virtudes de ellos. Es un órgano cada vez más pesado y más difícil de gobernar que crea grandes problemas.
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