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ABC Cultural

Helarte de la errata

Hoy se celebra el Día del Corrector, un colectivo profesional imprescindible para que los textos de libros, periódicos, anuncios, prospectos médicos… salgan sin errores

Helarte de la errata archivo abc

josé antonio guerrero

Una letra mal colocada puede hacer muy doloroso el placer de la lectura. Como la que atormentó a aquel obispo que se tenía que ir de Pitillas (un pueblo navarro) y acabó a las puertas del infierno por una saltarina «u» que apareció allí donde ... menos se la esperaba. O como aquella que abochornó a un famoso crítico literario, que quiso dedicar su último libro a una altiva condesa «cuyo exquisito gusto conocemos bien todos sus amigos» antes de que una traviesa b se metiera entre pecho y pecho. Las erratas en los periódicos (obra, ya se sabe, de los duendes de las rotativas), en los libros y hasta en los discursos de los políticos son tan viejas como la misma imprenta . Flaubert decía que las erratas eran los piojos de las palabras, Luis Cernuda las llamó la caries de los renglones. Pero a veces los piojos se convierten en garrapatas y las caries pueden acabar con las más sólidas de las dentaduras literarias. Que se lo digan, si no, a Blasco Ibáñez cuando en su novela «Arroz y tartana» deslizó sin querer una errante o que hizo que aquella mañana, Doña Manuela se levantara con el «coño» fruncido, dejando a sus lectores con el suyo bien arrugado.

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