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CANDELABROS DE COLA

De pétalos y capuchas

El Congreso de Tópicos trata en su sesión de hoy sobre las petaladas programadas y los nazarenos universitarios

De pétalos y capuchas ROLDÁN SERRANO

CUANDO se abrió la sesión del Martes Santo, la joven incorporación femenina, que el primer día recordaba sin esfuerzo a la vaporosa «Primavera» de Boticelli, mostraba ya preocupantes muestras de cansancio.

–Acabé el Domingo de Ramos agotada –reconoció a Friki de las Cofradías– y el Lunes Santo también tuve trabajo. Espero estar en condiciones de presentar mis credenciales esta tarde.

Clasicismo Inveterado, que ya la había mirado de soslayo el día de su aparición, no podía ni quería ocultar su enfado al ver a la mozuela. Y recordó haberla visto ya recién salido el Cristo de Santiago, al que se había formado en torno a la corona de espinas una suerte de corona de colores de todo punto inoportuna. Y la vio también en la Federación de Peñas, y en un restaurante de la Judería, y no digamos nada del regreso de la Esperanza…

–¡Esto es ya intolerable! –murmuró para sí el circunspecto Clasicismo–. ¡Habrá que hacer algo antes de que se nos vaya de las manos!

Aún estaba hablando cuando desde un balcón se oyó la voz etérea y vaporosa de Petalada Programada, que no había querido hablar el Martes Santo desde la tribuna de oradores, sino desde un balcón de la calle San Felipe, mientras llegaba la Santa Faz.

–Aunque tengo ya cierta experiencia, yo soy la novedad, la juventud de la Semana Santa. ¡Basta ya de petaladas imprevistas, arrojadas espontáneamente por vecinos y devotos! Yo propongo y represento la «PPP» (Petalada Prevista Perfecta), anunciada de antemano, que incluso debería señalarse en los guiones de itinerarios. Y añado además una novedad: el anuncio de la misma se puede aprovechar para ganar unos euros buscando patrocinio publicitario.

–¡Se dice «esponsorización»! –gritó desde la calle, entusiasmado, Friki de las Cofradías, al que El Cofrade Pijoprogre apoyó sin ambages.

Clasicismo Inveterado y El Cofrade Justiciero se miraron, coincidieron sin hablarse en que allí no pintaban nada y se fueron a la sede oficial del congreso. Allí se presentaba la nueva Cofradía Universitaria para recibir –o no– el «placet» de los congresistas. Antes de la votación, El Cofrade Pijoprogre repartía con entusiasmo copias de su «Estudio De Impacto Emocional Y Estético De La Hermandad Universitaria En El Contexto Del Martes Santo Cordobés», un trabajo subvencionado por la Junta de Andalucía, a través de la Agencia Andaluza de Cofradías Avanzadas y dentro del programa «Semana Santa sostenible». Nadie se leyó el tocho, porque todos estaban muy ocupados en las discusiones previas. Y francamente, aunque a la hora de las palabras oficiales casi todo fueron parabienes, en la voz baja de los corrillos se notaba una diferencia de criterios que tenía miedo de salir al exterior. Por ejemplo, Frasco de Gomina y Costal Limpio estaban encantados con la incorporación, que llenaba de argumentos su razón de ser. Otra cosa era el sector más conservador, liderado –es fácil adivinarlo– por Clasicismo Inveterado y su adusta cohorte enchaquetada.

–Esas capuchas… –comentaban en voz baja– nos llevan a Zamora o Valladolid, ya mismo estamos cambiando el bacalao por el lechazo y el Amargoso por Ribera del Duero.

El Cofrade Posconciliar, que nunca había dicho esta boca es mía, defendió la propuesta:

–Si aceptaron sin problemas la hermandad del Via Crucis hace ya 40 años, no veo motivo para rechazar a ésta…

–Pero el Via Crucis al menos lleva nazarenos dignos de ese nombre.

La discusión no salió del corrillo: todos los asistentes refractarios a una novedad tan absolutamente inédita en carrera temían que se viera públicamente su oposición.

Nadie se atrevió a votar en contra, pero una vez más se comprobó que la procesión va por dentro, y que los Tópicos de la Semana Santa de Córdoba tienen amplias tragaderas estéticas y formales… o una falta de criterio preocupante.

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