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Arte y devoción en los altares

Arte y devoción en los altares VALERIO MERINO

POR JOAQUÍN DE VELASCO

La fundación Bodegas Campos organiza en la ermita de La Candelaria una muestra de altares con imaginería particular

La antigua ermita de la Candelaria acogió ayer la inauguración de la exposición titulada «La tradición de los altares domésticos del Viernes de Dolores». Organizada por la Fundación Bodegas Campos, la muestra se compone de diversos altares con interesantes imágenes devocionales de propiedad particular, instalados por sus propietarios en el antiguo oratorio, hoy sede de la organizadora.

En la Semana Santa de Córdoba era costumbre habitual, hasta la primera mitad del siglo XX, montar en el zaguán o en el patio de las casas pequeños altares adornados con cortinajes, cera, lámparas de aceite y flores, presididos por imágenes de tamaño académico.

Teodomiro Ramírez de Arellano y Ricardo de Montís recogen en sus textos esta tradición, indicando que estas instalaciones se montaban al paso de las cofradías, o para la visita de los vecinos, que se reunían en torno a ellos orando o cantando saetas.

El premio Príncipe de Asturias de las Letras, Pablo García Baena, ha narrado varias veces sus recuerdos de pequeñas vírgenes dolorosas entre flores de talco, que eran mudadas esos días desde «la habitación de los santos» al recibidor. El desaparecido Rafael Cantueso rememoraba altares con cinerarias en casa de los Marqueses de Viana, para el paso por la Reja de Don Gome de la Virgen de las Angustias.

En su día, la hermandad del Via Crucis, de la parroquia de la Trinidad, recuperó la casi desaparecida tradición, animando a los particulares a que montaran de nuevo estos altares en su recorrido por la Judería.

En ellos frecuentemente coincide una de las catorce estaciones de su oración, o se cantan saetas al Cristo de la Salud.

Con la idea de recordar esos altares y promover su recuperación, la exposición de la Fundación Bodegas Campos acoge un total de siete, en una ermita de la Candelaria ambientada con litografías antiguas de la Virgen de los Dolores, carteles de Anaya, como el de su coronación, y viejas fotos de la Virgen de las Angustias.

Estos altares se presentan al visitante de maneras muy diversas. La pieza devocional más antigua es un Niño Jesús pasionista del siglo XVII, de Fernando Naval. El más llamativo, probablemente, sea el que el dorador Rafael Barón ha presentado: un Jesús Atado a la Columna en barro realizado por el imaginero Francisco Romero Zafra, situado a modo de altar de cultos a escala, con baldaquino, dosel, cortinajes, centros de static morados y un ostensorio del siglo XVIII en el frontal, restaurado por el propio artesano.

Otras instalaciones

El prioste de la hermandad de la Expiración, Rafael Cuevas, aporta un altar presidido por una Dolorosa realizada por el imaginero pontanés Sergio Torres, exornada con cinerarias moradas, en homenaje a las flores que Cantueso recordaba en la Reja de Don Gome, o en el Potro, en altares de los Romero de Torres. Completan la muestra varias vírgenes de los Dolores dieciochescas, como las de José Manuel Danvila o Manuel Luque, vestida esta última por el bordador Francisco Mira.

La exposición podrá visitarse hasta el Domingo de Resurrección. Su horario será de 12.00 a 14.30, y de 19.00 a 21.00 los días laborables, mientras que el sábado y los festivos se abrirá sólo por la mañana, de 12.00 a 14.30.

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