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ENTREVISTAAndreu MartínEscritor y guionista de cómic y cine

«La novela negra analiza el mundo desde el desorden; el delito»

El escritor catalán, referente de la novela negra española, trae hoy a Córdoba «Cabaret Pompeya»

«La novela negra analiza el mundo desde el desorden; el delito» JOSÉ RAMÓN LADRA

J. M. C.

Hay más de autobiografía o de biografía familiar en su nueva novela «Cabaret Pompeya» de lo que parece, pero el «señor de la novela negra española», Andreu Martín, ha querido con esta obra rendir un homenaje a sus padres y a toda su generación.

-Hay quien dice que la novela negra puede devolver la ilusión de orden a un mundo injusto, ¿Qué piensa?

-No lo había enfocado nunca desde ese punto de vista, pero me gustaría hacerlo. La novela negra más que garantizar un mundo de orden lo que hace es analizar el mundo en que vivimos desde el punto de vista del desorden, o sea del delito, y por tanto de aquello que no nos gusta que ocurra. Sin duda si analizamos el delito y profundizamos en él sin quedarnos en la superficie, sí que es muy fácil que podamos mejorar el mundo en que vivimos.

-¿Hay que acercarse mucho al mal, y comprender de alguna forma a quien lo ejerce?

-Hay que acercarse mucho al mal que llevamos dentro. Las novelas salen del interior del escritor y por tanto el escritor con quien tiene que conectar sobre todo es con su interior. Es decir, hay que documentarse en el exterior, porque lo que vamos a contar son cosas del mundo que nos rodea, pero la única forma en que podemos describir bien a los personajes y a los acontecimientos que hay fuera es pasándolos por el filtro de nosotros mismos.

-¿Cree que el criminal puede ser atractivo para algunas personas, como pasa en «Bellísimas personas»?

-El criminal tiene el atractivo de la transgresión. Todos vivimos sujetos a una serie de obligaciones y de leyes y normas que nos tienen acotados. Continuamente estamos sometidos a unas leyes que somos conscientes que son necesarias para la convivencia, pero que a veces son contrarias a aquello que a nosotros nos gustaría hacer. El malo de la novela es quien hace aquello que nosotros no podemos hacer y, por tanto, claro que tiene que resultar muy atractivo para nosotros.

-La gran ciudad parece consustancial a la novela negra, aunque no sea su único escenario.

-Sí, pero también hay novela rural, desde «El cartero siempre llama dos veces», de James M. Cain, hasta muchas obras de Jim Thompson. Lo que pasa es que la gran ciudad dentro de la novela policiaca ha adquirido ese aire de lo corrupto que adultera y envilece lo bueno, lo inocente y lo natural que viene del campo.

-¿Cómo presentaría su libro al lector?

-Es un homenaje a la civilización anterior a la mía. Es un gran homenaje a mis padres. Porque tiene mucho que ver con cosas que me contaba mi padre. Con mitologías urbanas que yo elaboré a partir de admiraciones personales de la familia, de cosas que se gestionaban en su seno. Es el asombro de una persona que ha vivido demasiado bien a lo largo de su vida y que se da cuenta de cómo fue de terrible la vida de la generación anterior.

-¿Y Barcelona fue especialmente difícil en esa época?

-Desde principios del siglo pasado, cuando se formó el Sindicato Único, Barcelona fue la capital del anarquismo mundial. Había una gran efervescencia obrera y su fuerza ante los patronos era tremenda, por lo que acaban creando el Sindicato Libre y ambos se enzarzan en las calles de la ciudad en una auténtica guerra de gansters. Pero si algo me marcó para hacer esta novela fue el gran enfrentamiento de mayo de 1939 entre anarquistas y comunistas, y cuando lo investigué me dije: «la Historia aquí me ha dado un tesoro para recrear».

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