PRESUPUESTOS MUY SOCIALES
La presidenta de Castilla-La Mancha asegura que el Presupuesto de 2015 contribuirá a acelerar el crecimiento
PILAR HERNÁNDEZ
Corría el año 2011 y la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores Cospedal, daba a conocer los primeros presupuestos de su legislatura, los de 2012, en una situación muy delicada para las cuentas de Castilla-La Mancha, con miles de facturas sin pagar, con ... una deuda desbocada y un déficit histórico. Entonces, Cospedal aseguró que el esfuerzo de esos momentos en el control del gasto y en los ajustes presupuestarios «evitarían las lágrimas del mañana». Y «así está siendo», recordaba ayer la presidenta regional al informar del presupuesto de Castilla-La Mancha para el ejercicio de 2015.
Por primera vez, desde que Gobierna el PP en Castilla-La Mancha, sube el gasto público y también lo hacen los presupuestos de la región. «Unos presupuestos expansivos, que comenzarán a devolver a los ciudadanos el esfuerzo realizado».
Son 8.206 millones de euros, de los que 6.944 millones corresponden a gasto no financiero y suponen el 0,61% más que el presente ejercicio.
El empleo, prioridad
Cospedal comenzó su intervención ante los medios de comunicación para presentar las partidas presupuestarias de 2015 recordando los 235.000 parados que hay en Castilla-La Mancha, de ahí que asegurara que, a pesar de que el crecimiento económico es patente, «no voy a ser triunfalista». Aún así, existen expectativas halagüeñas en la región, con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,1%, por encima de la media nacional, al igual que las ventas del comercio exterior.
En este contexto, aseguró los presupuestos para el próximo año contribuirán a acelerar el crecimiento de la economía y la creación de empleo, el principal compromiso del Gobierno regional y «el principal anhelo de los castellano-manchegos».
Insistió en que hoy tenemos en la región una «economía creíble», y gracias a ello se paga menos intereses por la deuda y «podemos destinar más recursos a mejorar la calidad de los servicios públicos». Y lo concretó en una cifra: 111,1 millones de euros, que el Gobierno ahorrará al pagar menos intereses por la deuda y que irán directamente a servicios sociales.
Hay que recordar que la región paga al día 1,18 millones de euros sólo en intereses de la deuda, lo que supone al año la nada despreciable cifra de 429 millones de euros al año.
Con este nuevo escenario, después de lograr en menos de una legislatura sanear las cuentas, el Gobierno regional ha considerado adecuado bajar los impuestos «con el fin de aumentar la renta disponible de las familias y mejorar el balance de las empresas para que puedan afrontar nuevos procesos de inversión».
Pero no por ello se va a descuidar el gasto. «La estabilidad presupuestaria y la reducción del déficit siguen siendo, y serán, las señas de identidad de nuestra política fiscal, por lo que el Gobierno regional no renuncia ni renunciará a controlar el gasto, a gestionar los recursos de forma eficiente y a la consolidación fiscal».
Y es que desde el año 2011 la tarea del Gobierno de Cospedal ha sido controlar el gasto público, garantizar la sostenibilidad de los servicios públicos esenciales y recuperar la confianza y la credibilidad ante los mercados, las instituciones y los inversiones.
Cuentas saneadas
Ante la situación de insolvencia y el riesgo de colapso de los servicios públicos esenciales en mayo de 2011, «gracias al esfuerzo de los ciudadanos de la región, hoy tenemos unas cuentas saneadas, una deuda reordenada y una cartera equilibrada de tipos y vencimientos; hemos logrado una importante reducción del periodo medio de pago a los proveedores y se ha realizado una prudente y rigurosa presupuestación de los ingresos, una eficiente gestión y asignación de recursos y un adecuado control del gasto».
Recordó María Dolores Cospedal a aquellos agoreros que hablaban de que se iban a cerrar hospitales y centros de salud «y lo que hemos hecho es pagar lo que se debía y abrir nuevos». Además de estar el Gobierno en condiciones de «absober la consolidación fiscal, incrementar el gasto de la diferentes consejerías y organismos de la Administración regional y acometer una rebaja fiscal de la que se beneficiará el conjunto de los contribuyentes».
Por ello habló de que para el próximo ejercicio «vamos a tener un punto de inflexión en las cuentas públicas de Castilla-La Mancha».
Unas cuentas que se han diseñado con cuatro propósitos: Garantizar y hacer sostenible el gasto social, impulsar la actividad económica y la creación de empleo, afianzar la consolidación fiscal y seguir reduciendo el déficit, y bajar los impuestos.
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