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Los viejos silos vuelven a ser útiles

Suelen ser los edificios más altos de cada pueblo y su seña de identidad. Los silos, abandonados desde hace años, tienen ahora una nueva oportunidad para sobrevivir

Los viejos silos vuelven a ser útiles a. pérez herrera

PILAR HERNÁNDEZ

Los viejos silos perfilan el horizonte de muchos pueblos de la región. Suelen ser los edificios más altos de las localidades y el punto de referencia. Comenzaron a construirse en la década de los años 40 y 50 y en los últimos diez años han sufrido un paulatino abandono una vez que dejaron de tener como objetivo prioritario la intervención del mercado derivada de la Política Agraria Común.

Propiedad del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), organismo autónomo adscrito al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en enero decidió desprenderse de estos inmuebles, tras publicar el Gobierno un Real Decreto que modificaba el estatuto del FEGA para permitir la enajenación de los inmuebles de la red básica de almacenamiento público que formaban parte de su patrimonio.

La Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se ha hecho cargo de los silos de la red básica -cuatro macro-silos y un depósito de almacenamiento de alcohol-, así como de otros inmuebles de la red no básica dispersados por todo el territorio regional.

Al contrario de lo que ha sucedido con pequeños silos y almacenes que desde hace años son utilizados por ayuntamientos o empresas y para usos variados, los macro-silos llevan abandonados desde hace años y sufren un importante deterioro, especialmente en su interior.

La Consejería de Agricultura licitaba el pasado mes de febrero ocho silos y el depósito de alcohol de Tomelloso, en Ciudad Real. Se trata de los cuatro macro-silos, situados en Minaya (Albacete), Tarancón (Cuenca), Cinco Casas (Ciudad Real) y Guadalajara capital; además de otros cuatro situados en Daimiel y Manzanares (Ciudad Real), Villamayor de Santiago (Cuenca) y Seseña (Toledo).

Todos estos inmuebles deberán ser gestionados, exclusivamente por entidades del sector agroalimentario «que representen los legítimos intereses de los agricultores y ganaderos de la región, sin menoscabar el libre comercio ni establecer distorsiones en los precios», explicaba a ABC el jefe del Servicio de la Consejería de Agricultura, Andrés Escudero.

Se trata de que los edificios tengan el mismo uso o similar para lo que fueron concebidos, almacenamiento de cereal, si bien, ahora su finalidad es que haya un intercambio más directo entre agricultores y ganaderos a la hora de vender sus productos, sin intermediarios y, por tanto, sin grandes distorsiones de los precios de venta.

Por ello, en esta licitación se bonifica a aquellas entidades con domicilio fiscal en Castilla-La Mancha que no tengan ánimo de lucro y se presta un apoyo a las cooperativas o asociaciones agroalimentarias, especialmente cuando formen parte de ellas ganaderos de la región. Y se apuesta por la existencia de contratos a largo plazo a precios referenciados entre agricultores y ganaderos, algo que se facilita con la posibilidad del almacenamiento del producto sin tener que recurrir a una venta rápida.

Eso sí, aquellas entidades que decidan quedarse con un silo tendrán que pagar un canon anual y hacerse cargo de los gastos que origine el funcionamiento de los mismos, así como suscribir una póliza de seguro de protección civil.

Hay que tener en cuenta que estos inmuebles han sufrido, además del paso del tiempo, la intervención de los ladrones, con robo de cobre, maquinaria, motores...

Según la información facilitada por la Consejería de Agricultura, en un macro-silo como el de Cinco Casas, con una capacidad de almacenamiento de 20.000 toneladas y por un periodo de alquiler de diez años, prorrogables otros cinco años más, el canon anual a pagar es de 4.000 euros, aunque el alquiler estará en función de su estado de conservación y de sus necesidades de rehabilitación.

Salvó la vendimia

La utilidad de estos almacenes se pudo comprobar en la última vendimia en Castilla-La Mancha, puesto que el depósito de alcohol situado en Tomelloso, con una capacidad de 200.000 hectolitros, permitió prácticamente salvar la campaña. Ante la histórica cosecha que hubo y la incapacidad de las bodegas y cooperativas de almacenar toda la uva que llegaba del campo, el depósito fue alivio para el sector vitivinícola.

Otros usos

En algunas comunidades autónomas se está impulsando la utilización de estos magníficos edificios para usos diferentes al agrícola o ganadero. Los ingenieros agronómos de Andalucía hacían una llamada recientemente para evitar su desaparición y apostaban por iniciativas originales e ingeniosas de reutilización, como hoteles, centros de interpretación o miradores turísticos.

No es el caso de los macro-silos de Castilla-La Mancha. La Junta sólo quiere que sean utilizados por el sector agroalimentario. Si bien silos de menor tamaño sí han adquirido otros usos. Cedidos buena parte de ellos a los ayuntamientos, funcionan como almacenes para guardar maquinaria municipal, gimnasios, o talleres de empleo.

Algunos silos también han servido para colocar nidos de cernícalo primilla, dentro de un proyecto medioambiental para recuperar esta especie coordinado por el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa).

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