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ENTREVISTA

«El modelo de distribución farmacéutica es perfecto»

Pese a las vicisitudes y cambios en el sector, el responsable de la cooperativa dice que no es necesario cambios en el sistema de reparto

«El modelo de distribución farmacéutica es perfecto» abel mártinez

A. GONZÁLEZ

Desde hace años, es el presidente del Centro Cooperativo Farmacéutico Talaverano (Cofarta) , distribuidora de medicamentos de referencia en la provincia de Toledo, que fue fundada en 1932 «por 15 farmacéuticos valientes que entonces distribuían los medicamentos en bicicleta». Licenciado en Ciencias Químicas y Farmacia por la Universidad de Salamanca, Paulino Estrada acumula ya 33 años como farmacéutico como titular entre Talavera y Guadalajara. Es especialista en análisis clínico y diplomado en Sanidad, además de poseer tres másteres. Es autor de varias publicaciones; la más conocida es la que sobre el control de la potabilidad de las aguas para consumo humano. También es vicepresidente de Comunicación y Contador de la Junta Directiva de la Federación Nacional Empresarial de Distribución Farmacéutica (Fedifar), y consejero de Caja Rural de Castilla-La Mancha con la función de vicesecretario, lo que lleva a gala.

—¿Descríbanos qué es Cofarta y su volumen de negocio?

—Somos una distribuidora de medicamentos con sede social en Talavera y con dos almacenes, uno en Talavera y otro en Olías del Rey, éste en el área metropolitana de Toledo. Está formado por 450 socios y 80 trabajadores, incluyendo autónomos. La facturación de Cofarta está en torno a los 109 millones de euros. Eso supone que tenemos una cuota de mercado nacional en torno al 1 por ciento, que no es poco.

—¿Cuál es la actividad diaria en Cofarta? ¿A dónde llega?

La actividad se inicia a las seis de la mañana y dura hasta las diez de la noche, además de las guardias y servicios que se prestan en festivos. Suministramos a farmacias que están en la parte sur de Madrid, a la provincia de Toledo, que es nuestro baluarte, el norte de Cáceres, el sur de Ávila (Valle del Tiétar), un poco de Guadalajara y otro poco de Ciudad Real. Llegamos desde Talavera a Anchura de los Montes, zona en la que hay 218 curvas. Somos la distribuidora de referencia de la provincia de Toledo y con una distribución solidaria, porque en Anchuras apenas si hay negocio, pero allí vamos a diario. Son treinta rutas por las que se distribuyen los medicamentos a 450 farmacias con 23 furgonetas, 11 propias y 12 autónomos. En kilómetros hacemos unos 7.000 kilómetros al día. Es decir, nosotros vamos todos los días de Madrid a Nueva York. Al mes son 160.000 kilómetros, que vienen a significar 4 vueltas a la Tierra. También seguimos actuando de valija en el funcionamiento de forma gratuita tanto para el Colegio de Farmacéuticos, aunque ahora se utiliza menos. Todo eso se hace porque disponemos de una automatización bastante robotizada que vamos a incrementar entre este año y 2014.

—¿Es este el mejor sistema de distribución de medicamentos? ¿Existe debate al respecto?

Incluso en nuestro sector somos los grandes desconocidos. La gente piensa que los medicamentos llegan a la farmacia por arte de birlibirloque, pero somos el eslabón entre la industria y la farmacia, y con esta los profesionales más próximos al paciente. Somos solidarios en gama completa, llevando todos los medicamentos a todas las partes. Creo que este modelo es único en el mundo y no debemos cambiarlo por nada. El binomio de distribución farmacéutica y farmacia es perfecto, y si la distribución es cooperativa, es doblemente perfecto. En los últimos tiempos hemos tenido algún premio, como uno del programa «La Rebotica» de Castilla-La Mancha, de la Cámara e Industria de Toledo y en la Asociación Española de Derecho Farmacéutico.

—Actualmente, ¿son caros o baratos los medicamentos?

En este momento, el 75 por ciento de los medicamentos a precio venta al público están por debajo de 10 euros y el 50 por ciento por debajo de 5 euros. Creo que en Sanidad manda mucho la economía y todo lo que se gaste en ella no es un gasto, sino una inversión en salud. En España hay un tema claro, y es que por mandato constitucional corresponde al Estado organizar y tutelar la salud pública. Sin embargo, por carecer de medios adecuados, las autoridades sanitarias se proveen de medicamentos proporcionados por el sector privado. Por tanto, la cadena está clara: laboratorio farmacéutico, distribuidor y oficina de farmacia. El mundo del medicamento es muy dinámico y el farmacéutico tiene que seguir su ritmo, por ello necesariamente todos tenemos que examinarnos en todos los niveles de ese movimiento, pero además sacar nota.

Castilla-La Mancha dispone de la segunda ratio más baja en cuanto a número de farmacias por habitante —¿Y qué nota da ahora mismo?

Creo que deberíamos estar permanentemente unidos los tres niveles para que todos los mensajes fuesen positivos, con el fin de que el paciente tenga buena salud. En la distribución farmacéutica europea tenemos tres mercados, que son, por este orden, Alemania, Francia y Reino Unido. España tiene un modelo de distribución más fragmentado que en estos países, ya que hay 100 empresas cuando la media europea viene siendo de 33. Solo nos superan en empresas de distribución Grecia e Italia.

Habitantes por farmacia

—Una piedra de toque dentro del sector ha sido siempre el número de farmacias por habitantes, ¿cuál es su visión en la región?

Esta Comunidad dispone de la segunda ratio más baja después de Navarra en cuanto a número de farmacias por densidad de población; la más alta la ocupan Ceuta, Melilla, País Vasco, Baleares, Canarias y Murcia. Sin embargo, las ventas medias por oficina de farmacia en España son las más bajas de Europa, aunque el consumo medio de medicamentos por habitante es el más alto después de Francia. Eso indica claramente que la densidad de población por farmacia está muy baja. De los 27 países de la Unión Europea hay solo 4 que tienen menor ratio de habitantes por farmacia que España, que son Chipre, Malta, Bélgica y Grecia, con lo cual cada uno se puede hacer su propia idea. El resto de países está por encima hasta llegar a Dinamarca, con 18.657 habitantes por farmacia. Pero además hay que tener en cuenta que uno de cada tres españoles que entra en una farmacia no adquiere un medicamento y recibe a cambio un consejo farmacéutico, lo cual es muy importante.

—¿Cree que la cadena farmacéutica actual es la adecuada?

Los laboratorios deben centrarse en la investigación y la comercialización, sin inmiscuirse en la distribución, porque no pueden mover las 22.000 referencias que existen en el mercado. La distribución la deben realizar los que ahora la hacen, aunque puedan aparecer otras empresas. Pero si nos saltamos el escalón, pasando directamente de la industria a la farmacia, entonces no llegarían.

—¿Qué cree que tiene que hacer el sector en este momento ?

Reinventar la profesión no, pero evolucionar, sí. Es una profesión milenaria y a estas alturas no la podemos reinventar. Tenemos farmacias avanzadas en las que ya se dan ciertas cartas de servicios que pueden proporcionar a la administración un ahorro de costes. Habrá que avanzar para que determinados costes los podamos compartir con la administración. También han aparecido varios decretos desde el año 2010 y en especial el de 2012, que ha modificado la estructura de aportación por parte de la población. Además, en esa ampliación de la cartera de servicios podemos incluir la educación sanitaria, la promoción de la salud, la prevención, el apoyo al paciente…, es un trabajo muy interesante para la farmacia. Estamos en un cambio de época, y tenemos que ser capaces de trasladar a la administración pública una realidad contundente que está ahí.

—Las farmacias se quejan de la considerable rebaja de los márgenes económicos en los medicamentos, ¿está de acuerdo con esta queja?

Los años 2011 y 2012 han sido ejercicios en los que el deterioro de los márgenes económicos en las farmacias ha llegado a su límite. Y esto que ha sucedido en 2012 con la modificación del pago de aportación por parte del paciente, nosotros lo tenemos que complementar con mecanismos de pago por servicio con cargo al ciudadano, que al final es el beneficiario del servicio. Y con este esfuerzo se verán los resultados. Creo que tenemos la prestación sanitaria probablemente mejor de Europa y una de las mejores del mundo. Por tanto, lo que tenemos que hacer es modernizar la prestación farmacéutica para englobarla en una fórmula con mayor eficiencia dentro del sistema nacional de salud.

—¿Qué efectos está teniendo el copago farmacéutico?

Los ingresos de farmacia en el año 2012 sufrieron una disminución importante, con un efecto psicológico, pero bien es cierto que este efecto se ha ido diluyendo. Puede haber quien no lo comparta, pero en general el copago es positivo para controlar el gasto sanitario. La sociedad lo ha asumido bien y las farmacias también. Ha sido una aportación del contribuyente del 10 por ciento y esa es una cantidad que en efecto la farmacia ha recibido en el acto y que un poco ha servido también para garantizar no solo su estructura económica, sino incluso su viabilidad. También ha habido una disminución del gasto farmacéutico de 500 millones de euros.

—Toda esta situación y la disminución de los márgenes farmacéuticos, ¿han hecho peligrar la viabilidad de muchas farmacias rurales?

Sí, y ese riesgo siempre va a estar. Se había hablado de 2.000 farmacias que llegarían a desaparecer, pero al final no ha ocurrido. No obstante, creo que ahora hay 2.000 que están apuntadas con el dedo índice. Según un estudio del mercado de la distribución, la parafarmacia,que pudiera parecer que ocupa un porcentaje alto de mercado, sin embargo no pasa del 18 por ciento. Por tanto, el 82 por ciento de toda la dispensación en farmacia corresponde a especialidades de prescripción. Ya no digo de dispensación del sistema nacional de salud, sino de prescripción médica, sean financiadas o no. Puede ser una receta del Sescam o de prescripción por atención privada. Por tanto, la base de la farmacia es fundamentalmente el medicamento.

La trazabilidad

—Uno de los aspectos técnicos que reclaman es el de la trazabilidad...

Se impone desde los laboratorios hasta el paciente. Eso evitaría desabastecimientos, la información sobre el destino estaría muy localizada, se garantizaría que los medicamentos se conserven y se transporten con las condiciones adecuadas, se facilitaría la retirada rápida del mercado de productos defectuosos e, indudablemente, se permitiría luchar contra imitaciones fraudulentas.

—Y siguen pidiendo un reconocimiento legal implícito como distribuidora.

Este año ha salido un real decreto en el que a la distribución farmacéutica no se nos reconoce explícitamente y de forma clara, aunque implícitamente sí se nos dice que debemos disponer de los medicamentos necesarios para la población. A nosotros nos hubiera gustado que se reconociera de manera clara, ya que llevamos casi veinte años con esta reivindicación ante todas las administraciones que ha habido, pero de manera implícita sí. Pero en tono optimista quisiera terminar con una cita de Sófocles que decía que «todo son ruidos para quien tiene miedo», y nosotros, como distribución farmacéutica y farmacéuticos, no debemos tener miedo.

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