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Una nueva explicación para el alienígena de Atacama

Investigadores rechazan que la diminuta momia del desierto de Chile sea una niña con mutaciones genéticas y cuestionan la ética con la que se han tratado sus restos

La momia conocida como el alienígena de Atacama Archivo / Vídeo: Un nuevo estudio rechaza que el alienígena de Atacama sea una niña
Judith de Jorge

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Hace quince años, una criatura momificada de 15 centímetros de longitud y una extraña cabeza de forma cónica fue encontrada en La Noria, un pueblo abandonado en el desierto de Chile. Apodada el «alienígena de Atacama» , sus misteriosos restos fueron vendidos en el mercado negro y acabaron en manos de un coleccionista español aficionado a la ufología. Estudios científicos no tardaron en revelar la naturaleza terrenal del esqueleto, dejando claro que era humano y desterrando los relatos fantasiosos. Pero, ¿por qué ese asombroso aspecto? La última investigación al respecto aparecía hace algunos meses en la revista «Genome Research» , llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Stanford y la de California en San Francisco. Los autores señalaban que «Ata», como también se conoce a la momia, es en realidad una niña con malformaciones genéticas raras , relacionadas con el enanismo y otros trastornos del crecimiento, que falleció poco antes o después del parto.

Ahora, otro equipo internacional liderado por la Universidad de Otago en Nueva Zelanda ha publicado un artículo que rechaza las conclusiones de sus colegas estadounidenses. Según explican en otra publicación, «International Journal of Paleopathology» , «Ata» no sufrió malformación alguna, sino que es un feto normal de apenas 15 semanas de gestación . La extraña forma de la cabeza puede explicarse por las condiciones del parto y del enterramiento.

«No hay ninguna anomalía. 'Ata' tenía un desarrollo esquelético normal en un feto tan temprano», explica a ABC Sian Halcrow, responsable del nuevo estudio. A su juicio, los investigadores de Stanford utilizaron una «lógica defectuosa» y cometieron «varios errores importantes en la evaluación de la morfología del esqueleto». Según la bioarqueóloga, las variantes genéticas descubiertas por el primer equipo en la niña no tienen ningún efecto funcional conocido sobre el esqueleto humano en esa etapa del desarrollo del feto, mientras que otras variantes encontradas son novedosas y sus implicaciones desconocidas. «Por lo tanto, rechazamos la conclusión de que las nuevas variantes representan la displasia esquelética», concluye.

Las costillas perdidas

Luego está lo del número de costillas. Los autores del primer informe sostenían que la momia tenía solo diez pares de costillas en lugar de los doce normales en humanos, pero en este punto los de Otago señalan que las costillas 11 y 12 pueden no ser observables, ya que son flotantes, más pequeñas y frágiles. Hay poca información sobre la formación de costillas en el útero, pero la literatura clínica reconoce el potencial de diagnóstico erróneo de la displasia esquelética debido a la falta de osificación en fetos de gestación temprana.

Además, el equipo de Stanford creía que «Ata» llegó a término, falleciendo poco antes o después del parto. Pero «ninguno de los métodos o hallazgos con respecto a la edad ósea de Ata presentados cumplen con los estándares aceptados para la estimación de la edad utilizando técnicas bioarqueológicas, forenses o pediátricas- obstétricas», asegura Halcrow.

El cráneo cónico de la momia B.S. et al

En cuanto al cráneo cónico , «que sea más largo que ancho puede explicarse tanto por procesos tafonómicos (en el entorno funerario) como por otros del nacimiento», explica la científica. «Es común que los restos craneales enterrados en el suelo se deformen, ya que el calor y la presión pueden afectar lentamente a su forma», añade. Además, «un feto de esa edad no tiene las mismas proporciones craneales que un feto a término y durante el parto las relaciones entre los huesos del cráneo pueden alterarse al ser comprimidos en el cuello uterino en un proceso denominado moldeo. Ese moldeado puede reducir el diámetro del cráneo, lo que resulta en una apariencia alargada, algo más severo en el feto prematuro».

El cuerpo parece estar momificado de forma natural, como suele ser el caso en el desierto de Atacama, debido al entorno extremadamente seco (es el desierto cálido más seco del mundo). Este tipo de momificación natural se encuentra en muchos entierros arqueológicos.

Trato poco ético

Para los autores del nuevo estudio, «Ata» ha recibido un trato muy poco ético. El lugar del entierro fue saqueado y la momia, cuya antigüedad creen que es relativamente reciente, robada hace más de una década. Luego se vendió al propietario actual, lo cual es contrario a la ley en Chile. El gobierno del país emitió una declaración donde cuestionaba enérgicamente la ética de la investigación sobre el feto. «'Genome Research' debería requerir una declaración de ética para la publicación de datos humanos: este es un requisito estándar para las revistas científicas», explica Halcrow.

«Como muchos otros países, los restos humanos y los objetos históricos están protegidos por la ley en Chile, incluida la 'niña de La Noria'. Además, el ADN utilizado para la secuenciación del genoma provino del muestreo destructivo de algunos de los huesos de la niña. Como tal, su cuerpo fue dañado de forma ilegal . Este reglamento, informa la investigadora, también establece que cualquier estudio realizado por grupos de investigación extranjeros que utilicen materiales chilenos cubiertos por esta ley debe incluir investigadores de esa nacionalidad, lo que no se hizo en el artículo.

Para Bernardo Arraiza, bioarqueólogo de la Universidad de Tarapacá, en Chile, y coautor del nuevo estudio, la niña ha tenido un trato poco ético «porque se partió de la base de que era un extraterrestre y además fue exhumada de manera irregular y vendida».

«La publicación del artículo en 'Genome Research' es un excelente ejemplo de cómo la investigación que no es rigurosa, analíticamente sólida o realizada por investigadores adecuadamente entrenados puede difundir información errónea», aseguran los autores del nuevo estudio en referencia al gran eco que tuvo la noticia en su día. Según explican, una vez reconocida la humanidad de «Ata», el análisis debería haberse detenido y su cuerpo debería haber sido repatriado a Chile. A su juicio, deberían haberse planteado inquietudes éticas con respecto a los parientes potencialmente vivos de «Ata» y la extracción ilegal de la momia del país. «No podemos concluir que los fines justifiquen los medios», dicen.

Sea genética o no la causa de su asombroso aspecto, la historia del alienígena de Atacama no tiene nada que ver con un cuento de extraterrestres, sino que es la triste pérdida para una madre en el desierto de Chile.

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