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El motor que «viola las leyes de la física» no funciona

Investigadores alemanes podrían haber descubierto que el «EmDrive», un propulsor que aparentemente viola la tercera ley de Newton, en realidad no produce empuje

Prototipo del propulsor «EmDrive», fabricado por investigadores de un laboratorio de la NASA EmDrive | Vïdeo: Vea la prueba en el laboratorio
Gonzalo López Sánchez

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Hace dos años, el científico Harold White , investigador en un pequeño laboratorio del Centro Espacial Johnson de la NASA (en Houston, Estados Unidos), publicó un estudio donde presentaba los interesantes resultados de un sistema experimental de propulsión llamado « EmDrive ». Supuestamente, demostró la generación de pequeñas cantitades de empuje en el laboratorio, a pesar de que el motor parece violar el principio de acción y reacción o tercera ley de Newton . En resumen, el dispositivo solo genera un campo de microondas en el interior de una cámara cónica de resonancia y no expulsa ningún material al exterior, como hace un cohete, un reactor o un globo que se desinfla repentinamente, así que, ¿cómo es posible que genere empuje, sin ejercer una fuerza en sentido contrario? No son pocos los que se han mostrado escépticos por este motivo.

Este motor comenzó a ser desarrollado por el ingeniero británico Roger Shawyer hace unos 17 años. En la actualidad está respaldado por una pequeña empresa, « SPR Ltd. », y por una patente. Su gran ventaja es que no consume combustible , por lo que es un candidato para convertirse en un motor barato para viajes interestelares o interplanetarios. Pero, ¿realmente lo es?

Una investigación presentada recientemente en la Conferencia de Propulsión Espacial (en Sevilla), por parte de investigadores de la Universidad Técnica de Dresde (Alemania), y dirigida por Martin Tajmar, ha concluido que, en realidad, el «EmDrive» no funciona . Después de hacer estudios en una cámara de vacío con una réplica del motor, los autores han obtenido cantidades similares de empuje a las del estudio de Harold White en su laboratorio. Sin embargo, han averiguado que el origen de dicho empuje está en la interacción entre el campo magnético de la Tierra y los cables del propulsor . Si esto fuera así, el «EmDrive» sería totalmente inútil en el espacio.

Sus análisis, « indican claramente que el "empuje" no viene del "EmDrive " sino de una interacción electromagnética», escriben los autores del estudio. Dicha interacción se produce, tal como han comprobado, entre el campo magnético terrestre y las corrientes del propulsor.

De hecho, los autores han tenido en cuenta la fuerza y la orientación del campo magnético terrestre en la región de Europa donde están sus instalaciones. Han comprobado que unos pocos cables con una corriente moderada han sido suficientes para emular los resultados de empuje obtenidos en Estados Unidos, en los que los científicos usaron mayores potencias para el motor.

La respuesta, en el campo magnético

«Nuestros resultados muestran que la interacción magnética de cables o propulsores no protegidos adecuadamente es un factor que se debe tener en cuenta a la hora de medir el empuje en este tipo de dispositivos», esciben los autores del estudio. De hecho, reconocen, por mucho que se quiera ser cuidadoso y usar cables protegidos, ven muy probable que algunos campos magnéticos se «cuelen» en los cables y conexiones del «EmDrive». Esto provocaría un «ruido» que White y sus compañeros identificaron como empuje , a pesar de sus esfuerzos por ser escrupulosos.

En próximos experimentos, los científicos de la Universidad Técnica de Dresde esperan poder recubrir el dispositivo para eliminar la fuente de ruido experimental que es el campo magnético terrestre. De hecho, probarán otras configuraciones, potencias y diferentes geometrías para asegurarse de que, efectivamente, el «EmDrive» no funciona.

¿El final del «EmDrive»?

Este no es el punto y final del «EmDrive» , pero, sin duda, es un importante golpe. Desde hace varios años, varios investigadores se han mostrado escépticos, e incluso han sugerido que el campo magnético terrestre podría estar dando las lecturas de empuje del motor. En 2015, la NASA dejó claro que este propulsor no estaba entre sus prioridades:

«Aunque la investigación conceptual de nuevos métodos de propulsión por un equipo del Centro Espacial Johnson, de la NASA, ha creado titulares, se trata de un pequeño esfuerzo que aún no ha mostrado tener resultados tangibles », dijo un portavoz de la agencia en Space.com . Después de esta investigación, los resultados son aún menos tangibles. En unos cuantos meses, los resultados del equipo de Dresde podrían ser la puntilla del «EmDrive».

En busca de los propulsores del futuro

De hecho, estas investigaciones de la Universidad Técnica de Dresde son solo el primer paso. Estos científicos han creado el proyecto «SpaceDrive» para diseñar pruebas meticulosas y fiables con las que poner a prueba las futuristas tecnologías de propulsores espaciales . «Nuestra intención es desarrollar una infraestructura de investigación excelente para poner a prueba nuevas ideas y medir empujes y artefactos (fuentes de ruido) con alta fiabilidad, para determinar si un concepto funciona y, si lo hace, aumentar su tamaño», escriben los autores del estudio encabezado por Martin Tajmar. Esto sería lo que llevaría a aplicaciones reales para el vuelo de naves espaciales.

En la actualidad, se considera que la propulsión sin combustible es la mejor opción para el viaje interestelar. Algunos conceptos se basan en cohetes fotónicos y velas solares , para aprovechar el empuje de la luz. Por ejemplo, el proyecto «Breakthrough Starshot» pretende usar un potente haz láser, de 100 gigawatios, para acelerar naves espaciales de unos pocos gramos de masa a grandes velocidades, y alcanzar así el vecindario de Próxima Centauri en solo 20 años. Sin embargo, aparte de que esta tecnología es todavía ciencia ficción, estos proyectos solo permitirían construir naves espaciales minúsculas.

Lo cierto es que si se quiere hacer viajes interplanetarios o interestelares que tengan una duración de tiempo razonable, inferior a los siglos o milenios, es necesario trabajar en nuevas ideas de propulsión.

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