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El misterio que hace única a la planta de los besos

El muérdago ha sufrido una insólita pérdida evolutiva nunca vista en animales y plantas

Una nueva investigación muestra que la planta parásita es única entre los organismos multicelulares Etienne Meyer

ABC.es

En la cultura anglosajona, el muérdago cuelga del techo en Navidad y las parejas se besan debajo para conseguir un amor duradero. Conocemos la costumbre por infinidad de películas y series de televisión, aunque los druidas celtas ya consideraban el vegetal afrodisíaco y potenciador de la fertilidad por su verde eterno. Pero en la naturaleza, esta planta es una hemiparasita (una planta parásita que es capaz de hacer fotosíntesis), se engancha a los árboles y les extrae agua y nutrientes. Una relación un poco menos romántica. Ahora, los científicos han descubierto que ese estilo de vida «vampírico» del muérdago le ha llevado a una pérdida evolutiva realmente sorprendente . Según dos estudios independientes publicados en la revista «Current Biology», esta planta ha perdido capacidad respiratoria, algo único y nunca visto entre los organismos multicelulares.

El equipo del Instituto Max Planck de Fisiología de Plantas Moleculares en Alemania y el John Innes Centre (Norwich, Reino Unido) descubrió que una pieza clave de la maquinaria esencial para la respiración aeróbica en animales y plantas, una enzima llamada Complex I, falta en el muérdago europeo (álbum Viscum). En cambio, el muérdago utiliza vías de energía alternativas, incluida la glucólisis, que genera energía en una parte diferente de la célula.

Esto, combinado con los nutrientes proporcionados generosamente por sus árboles huéspedes, proporciona al muérdago europeo todos los requisitos necesarios para mantener la salud, según los autores.

Falta una pieza esencial

Durante millones de años de evolución, el muérdago ha remodelado la forma en que genera energía a nivel molecular. «Estudios anteriores habían mostrado que los genes responsables de producir el Complex I faltaban, pero pensamos que podrían haberse reubicado en otras partes del genoma», explica Andrew Maclean, autor principal del estudio e investigador del John Innes. «Nos quedamos atónitos al descubrir que el muérdago ha logrado prescindir de esta pieza de maquinaria metabólica que se pensaba que era esencial para todos los organismos multicelulares».

Los científicos creen que esta extraña forma de vivir puede deberse a que el muérdago es un parásito y recibe mucha nutrición de su huésped, por lo que no necesitaría una gran capacidad de respiración.

El siguiente paso para los investigadores es determinar si este es un fenómeno exclusivo del muérdago o si se sucede con otras plantas parásitas, un conocimiento que podría aplicarse algún día a la protección de los cultivos. El muérdago es un parásito de los huertos de manzanos y tiene un efecto sobre los rendimientos, aunque no suele ser drástico.

«El muérdago es una hemiparasita, lo que significa que puede realizar la fotosíntesis y producir algunos azúcares para la producción de energía, pero otros parásitos son más dañinos y extraen todo lo que pueden del huésped», explica Maclean.

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