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Un laboratorio verifica las condiciones del regreso a la Tierra de los vehículos espaciales

Portugal inaugura este proyecto de la agencia europea, financiado con dos millones de euros

Un laboratorio verifica las condiciones del regreso a la Tierra de los vehículos espaciales

FRANCISCO CHACÓN

Portugal inaugura un laboratorio para probar las condiciones en que los vehículos espaciales entran de nuevo en la atmósfera. La puesta de largo se realiza este miércoles 4 de marzo en Sacavém, muy cerca de Lisboa.

El proyecto, en un edificio semienterrado, está financiado por la agencia espacial europea ESA con dos millones de euros bajo el nombre de Laboratorio de Plasmas Hipersónicos, dependiente del Instituto Superior Técnico.

El objetivo se centra en reproducir el contexto en que las naves toman de nuevo contacto con la Tierra, una vez finalizada su misión. De esta forma, será posible poner en pie nuevos vehículos espaciales, más ajustados, siempre con la vista puesta en los retos que aún restan en relación con otros planetas.

Y todo con una perspectiva de gran atención científica, pues el ‘búnker’ que marca esta nueva apuesta (a seis metros de profundidad) ha de ir ensamblado en acero de alta resistencia, capaz de comportarse como un fortín en caso de que sobrevenga una explosión. Algo así como un tubo de contención, con una cámara de baja presión y otra más alta.

En esta última se libera un gas (mezcla de helio, oxígeno e hidrógeno) a 2.500 grados centígrados, con una presión similar a la de 600 atmósferas. Inmediatamente después, se extiende a través de la segunda cámara hasta crear una onda de choque, que desemboca en un gas ionizado.

La temperatura y la presión se disparan, precisamente para crear unas condiciones similares a las del retorno a la capa terrestre, clave para que la tarea se complete de forma correcta.

La puesta en marcha de este laboratorio se produce tan sólo unos días después de que la agencia espacial europea haya lanzado el Vehículo Intermediario Experimental, también realizado con tecnología portuguesa, aunque con un coste mucho más elevado: 150 millones de euros.

Según ha declarado Mário Lino da Silva, investigador del Instituto de Plasmas y Fusión Nuclear, se trata de “la manera más barata y fidedigna de reproducir” un entorno lo más parecido posible al original en la antesala terrestre.

También ha avanzado que las conclusiones no sólo serán válidas para tal función, sino también para valorar en qué condiciones se produce el aterrizaje en Venus, Marte y otros planetas.

Así, la equipación estará disponible para estudiar en los próximos años los riesgos que implica la caída de meteoritos en la Tierra. Todo un reto que acabará con el limbo en que se encuentra este asunto actualmente.

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