Hazte premium Hazte premium

Neurociencia

¿Por qué algunas cosas nunca se olvidan?

Algunas habilidades entran en un «largo sueño» si no se practican. Las «sinapsis durmientes» permiten recuperarlas

¿Por qué algunas cosas nunca se olvidan? Fotolia

Pilar Quijada

Es como montar en bicicleta, solemos decir cuando queremos referirnos a algo que nunca se olvida. Y en efecto es así. Algunas habilidades, al dejar de practicarlas, entran en un largo sueño, como en el cuento de la Bella Durmiente, en espera de que llegue la oportunidad de despertar. Lo explica Mark Hübener, del Instituto Max Plank de Neurobiología, en el último número de Cuadernos Mente y Cerebro , dedicado a la memoria. Tales habilidades permanecen como recuerdos ocultos, que se recuperan de forma casi instantánea cuando los necesitamos, sin necesidad de llevar a cabo un nuevo aprendizaje desde cero.

Aprendemos gracias a que se forman conexiones (o sinapsis) entre las neuronas. Estas células del cerebro son muy peculiares en muchos aspectos. Entre ellos, su forma, que puede recordar, en una célula típica, a un árbol, con un largo tronco, llamado axón, que acaba en unas cortas prolongaciones a modo de raíces.

Además, tienen una copa llena de ramificaciones, donde se sitúan el cuerpo celular (o soma) y las dendritas (ramas). Estas últimas son esenciales para el aprendizaje. Como ocurre en algunos árboles, las ramas o dendritas, tienen espinas, unas “prolongaciones minúsculas de escasas milésimas de milímetro”.

Cuando aprendemos algo nuevo, se forman espinas dendríticas que conectan distintas neuronas, formando sinapsis. A medida que repetimos lo aprendido esas conexiones aumentan de tamaño, se fortalecen. Cuanto más practicamos una habilidad, más fuertes se hacen. Así consolidamos los recuerdos.

Recuerdos ocultos

¿Pero qué ocurre cuando dejamos de practicarlas? Pues siguen el camino inverso: “se encogen”, literalmente se hacen más pequeñas. Pero no llegan a desaparecer. Pasan a ser “recuerdos ocultos” que emergen -o despiertan- cuando los necesitamos.

Tan solo hace falta una pequeña puesta a punto, para que vuelvan a funcionar. En el caso de la bici, en pocos minutos podemos recuperar la destreza pérdida. Nada comparado con lo que nos costó aprender a mantener el equilibrio sobre las dos ruedas, la primera vez que lo intentamos. El cerebro utiliza este método de “ahorro” para que ocupen menos espacio pero estén listas para “despertar” cuando las necesitemos, sin tener que partir de cero.

Lo mismo ocurre con otras habilidades, como esquiar, jugar al tenis o tocar la guitarra. Todas ellas tienen una característica común: son patrones de movimientos. Pero también ocurre con los recuerdos, explica Hübener. “Todo apunta a que se trata de un principio general. La memoria no destruye las sinapsis en desuso, sino que opta por conservarlas en una especie de sueño de la Bella Durmiente”.

Cuando hacemos un repaso de algo aprendido estamos poniendo en marcha este “cuento sináptico de la Bella Durmiente". Si hemos consolidado lo aprendido, fortaleciendo las sinapsis adecuadamente en su momento, lo podremos recuperar. ¿Cómo era esto?, solemos decir. Ah, sí... Las sinapsis, durmientes han despertado.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación