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Las hormigas zombi que mueren en la puerta de casa

Un hongo que controla el comportamiento de estos insectos las lleva a morir a la entrada de sus colonias para infectar al máximo número de ellas

Las hormigas zombi que mueren en la puerta de casa david hughes

abc.es

En Mata do Paraíso, una región al sureste de Brasil, es posible encontrarse a unos extraños vagabundos que caminan penosamente por la hojarasca y las ramas, y que a veces escalan las cortezas de los árboles para dejarse morir. Se trata de las hormigas zombi , unos insectos infectados y dominados por un hongo que crece en su interior y que se apodera del control de su cuerpo para alimentarse de ellas y para usarlas como medio de transporte. Las que fueron incansables trabajadoras o miembros de un ejército de cientos de miles de soldados, se convierten en carcasas que transmiten la enfermedad a sus congéneres.

Un grupo de investigadores de Brasil y Estados Unidos ha descubierto que el hongo de las hormigas, llamado Ophiocordyceps camponoti-rufipedis, lleva a sus hospedadores, una especie de hormigas carpinteras , a morirse en las proximidades de la entrada a las colonias. Justo allí donde aumenta la probabilidad de contagiar a otras pero donde es más difícil que unas hormigas se quiten a otras las esporas que se adhieren a su superficie. Este descubrimiento ha sido publicado en la revista PLOS-ONE .

«Lo que hace el hongo zombi es esencialmente crear un puesto de tirador por el que sus futuros hospedadores (víctimas) deben pasar», explica David Hughes, el líder del equipo que descubrió en 2011 este curioso hongo. Según explica, esta es una forma de esquivar la « inmunidad social » por la cual las hormigas se deshacen de las esporas en el interior de las colonias sin renunciar a la capacidad de infectar al máximo número de hormigas posible.

Como resultado, las hormigas infectadas suben hasta las hojas de las proximidades de las colonias y su cadáver se convierte en una bomba de relojería para las otras hormigas. O como dice la líder de la investigación que ha descubierto este fenómeno, Raquel Loreto, «en una plataforma para el crecimiento del hongo».

Una enfermedad crónica

A pesar de la mortífera táctica a la que recurre el hongo, los investigadores han comprobado que las colonias no colapsan. Lo que les lleva a pensar que para las hormigas el parásito es algo así como una enfermedad crónica, que les perjudica a largo del tiempo pero a la que pueden sobrevivir como población.

Cuando la hormiga muere, el hongo desarrolla una especie de tallo y luego una esfera que dispersa las esporas, que caen sobre las hojas de alrededor y el suelo del bosque, donde pueden infectar a las que pasen por encima. Sin embargo, el interior de las colonias se inmuniza al ataque del hongo gracias a los trabajos de limpieza de las hormigas y a las condiciones que existen en su interior, como la temperatura y la humedad.

De hecho, los científicos colocaron cadáveres infectados de hormigas en el interior de las colonias y observaron que el hongo era incapaz de crecer allí. Los siguientes trabajos les llevaron a elaborar mapas de los recorridos de las hormigas y analizar los destinos de las hormigas zombi. Así pudieron comprobar que el hongo zombi, a la par que inmisericorde, es paciente.

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