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neurociencia

Marvin Minsky: «Alcanzaremos la inmortalidad con copias de nuestro cerebro»

Uno de los grandes sabios del mundo, padre de la inteligencia artificial, acaba de ser reconocido con el premio Fronteras del Conocimiento, de la Fundación BBVA

Marvin Minsky: «Alcanzaremos la inmortalidad con copias de nuestro cerebro» Lynn Barry Hetherington

Ixone Díaz Landaluce

Marvin Minsky (Nueva York, 1927), padre de la inteligencia artificial, ha dedicado su vida a entender los misterios del pensamiento y a lograr que las máquinas utilicen algo tan humano como el sentido común. Junto con John McCarthy, fundó en 1959 el laboratorio de inteligencia artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde ha sido profesor desde entonces. Antes estudió Matemáticas en Harvard, se doctoró en Princeton e inventó, entre otras muchas cosas, el primer simulador de red neuronal capaz de aprender.

Acaba de ser reconocido con el premio Fronteras del Conocimiento, de la Fundación BBVA, en el área de Tecnologías de la Información. Antes de viajar a España para recoger el galardón, el científico recibió a la revista XL Semanal en su casa de Boston. Lo que sigue es un extracto de la entrevista, que puedes leer completa en la web de XL Semanal.

Isaac Asimov dijo de usted que era una de las dos personas más inteligentes que conocía. El otro era Carl Sagan. ¿Se considera usted un genio?

Isaac Asimov era vecino mío. Y aquello fue muy amable por su parte, pero la verdad es que en la comunidad científica de la que yo formé parte todo el mundo era un genio.

¿Conoce a muchas personas más inteligentes que usted?

A unas cuantas... Por ejemplo, Robert Oppenheimer. Einstein también era increíblemente inteligente. ¡Pero yo no le entendía nada! Su acento alemán era demasiado fuerte. Una vez comimos juntos y me resultó imposible entender lo que decía.

¿De qué se siente más orgulloso?

Me gusta mirar mi currículo y comprobar que, cada cierto tiempo, fui capaz de inventar algo importante. Estudié en Harvard, luego en Princeton, he dado clases en el MIT... En 1960, solo había cuatro ordenadores digitales en el mundo. Yo me convertí en profesor justo cuando las cosas empezaban a cambiar. Eso me ayudó mucho. Siempre estuve entre dos aguas, entre la vieja escuela y la nueva.

En los años sesenta parecía que la inteligencia artificial iba a cambiar el mundo, pero la revolución no ha sido tan rápida como se esperaba...

Todo en la vida moderna, desde Internet hasta los sistemas que ponen en marcha fábricas enteras, está controlado por un ordenador. ¡La revolución ya ha ocurrido! Y no llevó tanto tiempo. ¿Qué son 30 o 40 años frente a 3000? A partir de Gauss, desde 1830, la ciencia, la física práctica y la ingeniería han cambiado el mundo mucho más que en los anteriores 10.000 años. Lo que pasa es que no somos conscientes de ello porque nadie vive tanto tiempo.

Una máquina puede realizar complejísimas operaciones matemáticas, pero la inteligencia artificial es incapaz de aplicar algo tan humano como el sentido común. ¿Por qué?

Las matemáticas son muy sencillas y el sentido común, no; requiere conocer millones de cosas. Por ejemplo, todas las palabras de un idioma. En matemáticas, el lenguaje es mucho más reducido.

Sostiene que las máquinas serán tan inteligentes o más que el cerebro humano. Esas teorías incomodan a mucha gente...

Es genial que la gente se enfade, porque eso quiere decir que pueden cambiar de opinión. Yo estoy enfadado todo el tiempo, pero me gusta. Me obliga a pensar más. Si no tengo una idea nueva cada día, me cabreo.

Una frase suya: «Cuando los ordenadores tomen el control, puede que no lo recuperemos nunca. Si tenemos suerte, quizá decidan tenernos como mascotas». ¡Pues vaya panorama!

Esa solo es una posibilidad. Y no la peor...

¿Por qué es tan pesimista sobre el futuro de la humanidad?

Creo que las cosas a pequeña escala funcionan relativamente bien, pero somos muy lentos resolviendo los grandes problemas. Por ejemplo, el dióxido de carbono. Es un problema que el mundo no está entendiendo.

Aproveche para explicarlo...

Creo que cuando se quiera poner remedio al calentamiento global será tarde. Por eso, el futuro tiene mala pinta: la gente sufrirá, la industria tendrá que parar y la mayoría de la población morirá.

¿También piensa en la muerte? ¿Cree que algún día seremos capaces de alcanzar la inmortalidad?

Sí, haremos copias de nuestros cerebros. Puede que los creemos en un laboratorio o que, simplemente, descarguemos su contenido en un ordenador.

Sigue leyendo esta interesantísima entrevista en XL Semanal.

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