Los animales más feos en peligro de extinción

Pez borrón

Ha sido el ganador. El pez borrón, de aspecto gelatinoso y parecido a al personaje de la Guerra de las Galaxias Jabba el Hutt, ha sido elegido el animal más feo del mundo en un concurso organizado por la Sociedad para la Preservación de los Animales Feos (UAPS, por sus siglas en inglés). Eso sí, en una lista que requería otra condición: la de estar en peligro de extinción.

Sus rivales fueron, entre otros, el kakapo, la rana púrpura o el mono narigudo. Todos ellos con los méritos suficientes para formar parte de la lista. Pero más allá de su aspecto, estos seres vivos descubren la riqueza y variedad de la fauna que habita el planeta.

En concreto, el pez borrón demuestra que aún en las profundidades del océano se puede sobrevivir. Y sin apenas hacer nada. El «Psychrolutes marcidus» no necesita músculos. Para cazar se dedica a esperar quieto a que algo comestible pase por su lado. Su aspecto es también parte de su adaptación al medio: su exterior gelatinoso y su carne de baja densidad le hacen más ligero que el agua, por lo que puede hundirse hacia las profundidades con facilidad.

Mono narigudo

El motivo de su nombre es evidente. Este primate herbívoro que habita la isla de Borneo se caracteriza por su enorme nariz anaranjada que, según los estudios, es consecuencia de la selección natural: es un rasgo de virilidad. Cuando se enfadan, además, su nariz se hincha aún más y se oscurece.

Por si esto no fuera poco, el mono narigudo es famoso por otro rasgo: sus flatulencias. Tienen unas digestiones complicadas ya que, en muchas ocasiones, su dieta contiene agentes tóxicos de las plantas.

Sin embargo, ninguna de estas dos características le ha evitado entrar en la lista de animales en peligro de extinción. La caza y, sobre todo, la destrucción de su hábitat, ha hecho que cada vez más se reduzca su número.

Aye-aye

Ojos grandes, dedos finos y pelo negro o marrón. Por la descripción, el aye-aye no parecería ser candidato al animal más feo del planeta, pero lo cierto es que sus grandes orejas, su larga y tupida cola —de mayor longitud que el resto de su cuerpo— y sus largas y afiladas uñas —salvo en los dedos gordos de los pies— no le hacen ningún favor a su aspecto.

Este primate endémico de Madagascar lleva vida nocturna y de altura, ya que evita bajar de los árboles de la selva tropical. Y mejor que sea así: muchos indígenas les creen fuente de mal agüero, por lo que si pueden, les matan.

Ajolote

Parece una lagartija, vive como un pez, pero es un anfibio. Es el ajolote, también llamado salamandra mexicana. Este animal, que además tiene la capacidad de poder regenerar casi cualquier parte de su cuerpo, es un ser vivo especialmente fascinante y con otro rasgo —que no es su aspecto— que muchos humanos envidiarían: la de poder permanecer joven siempre que quieran.

El ajolote puede mantener su estado de cría o crecer y salir del agua, aunque es algo que pocos de ellos eligen. Cuando viven en libertad, normalmente son de color negro o café. Sin embargo, las criadas en cautividad suelen ser blancas o albinas.

Anguilas comunes

Aunque no son especialmente agraciadas —aunque sin llegar al nivel de la lamprea—, son deliciosas. Lo que en un principio podía ser una ventaja para pasar desapercibidas no les ha servido frente al hombre. Ahora, las anguilas comunes se encuentran en «peligro crítico» de desaparición, aunque fue en los años 80 cuando su número se redujo en más de un 95 por ciento en Europa.

Las anguilas europeas son protagonistas de un largo viaje a lo largo de su vida. Nacen como una pequeña larva transparente en el Mar de los Sargazos, en el Atlántico, y en un viaje de 300 días, nadan hacia Europa. Entran en los ríos y, durante años, habitan en ellos. Sólo al llegar su etapa de madurez sexual, vuelven al lugar donde nacieron para reproducirse y morir.

Rana púrpura

Es de la India y su descubrimiento fue reciente, ya que hasta 2003 no se conoció de su existencia. Mide unos siete centímetros y, además de su peculiar color violeta, esta rana tiene una nariz más típica de un cerdo que de una de las de su especie.

Lagarto de cuernos cortos

Quizá su aspecto, en comparación con los demás ejemplos, no sea el más desagradable. Sin embargo, sí que tiene una cualidad que le convierten en un digno participante del concurso de la Sociedad para la Preservación de los Animales Feos: dispara sangre. Cuando se siente amenazado, este animal es capaz de utilizar sus ojos como si fueran una pistola. Pero en vez de lanzar balas, lanza su sangre. Por eso, este tipo de lagarto es también conocido como «llora sangre».

Kakapo

Se supone que es un loro, pero no vuela. De hecho, es la única especie de loro que no es capaz de llevar a cabo dicha actividad. Esta ave evolucionó en una isla sin depredadores naturales, lo que acabó haciendo que, en cierto sentido, esté «tarada». Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, había sólo 126 de ellos en estado salvaje a principios de 2012.