Las estalactitas oceánicas del Ártico pudieron propiciar la aparición de la vida en la Tierra
Los investigadores creen que su presencia pudo ser tan fundamental como las fuentes hidrotermales en las zonas cálidas
Las estalactitas oceánicas, también llamadas «brinicles», son unos tubos huecos de hielo que pueden medir desde unos centímetros hasta varios metros de longitud, y que se forman bajo el hielo marino flotante del Océano Antártico.
La formación de los «brinicles» es uno de los procesos más curiosos de cuantos se producen bajo el hielo antártico en invierno. Su estudio resulta extremadamente complicado, debido a la dificultad que conlleva el poder observarlos a esas bajas temperaturas. No en vano, la primera vez que los científicos lograron captar imágenes de este fenómeno fue en el año 2011 , para un documental de la BBC sobre el hielo.
Ahora, un grupo de investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto Universidad de Granada-CSIC), el Centro Vasco de Matemáticas Aplicadas (BCAM), el Instituto de Microelectrónica y Microsistemas de Italia y el Instituto Mediterráneo de Estudios avanzados (IMEDEA), han dado un paso más en el estudio de los «brinicles» , explicando su generación y determinando el mecanismo de formación de estos tubos de hielo.
En aguas saladas
Su trabajo, publicado en el último número de la revista Langmuir y que ha sido portada de dicho número, ha demostrado la formación de estas estructuras tubulares solo se produce en aguas saladas. El hielo en ambientes salinos puede generar pequeñas vesículas y tubos facilitando una dinámica de fluidos rica en nutrientes y un escenario acorde para la aparición de la vida en aguas frías en la Tierra hace miles de millones de años. Los «brinicles» podrían haber jugado el mismo papel clave que se atribuye a las fuentes hidrotermales en las teorías sobre el surgimiento de la vida en ambientes cálidos.
Los investigadores han llevado a cabo el análisis más completo realizado hasta la fecha sobre el origen y estructura de las estalactitas , siguiendo un mecanismo de formación similar al de los populares «jardines químicos», que dependen fundamentalmente de la interacción entre salmuera altamente concentrada y el agua cerca de su punto de congelación, los gradientes de densidad y concentraciones iónicas y la formación de hielos.
Como explican Julyan Cartwright e Ignacio Sainz Díaz, investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra que han participado en el proyecto, en otros lugares del Sistema Solar podrían existir estructuras similares a los «brinicles», por lo que el mecanismo de formación de estos tubos de hielo podría ser importante en el contexto de los planetas y sus lunas , cubiertos de océanos de hielo.
Los científicos creen que es necesario «seguir profundizando en esta línea de investigación, ya que pueden ofrecernos mucha información, y muy relevante, sobre un posible escenario de hielo marino propicio para el surgimiento de la vida en la Tierra».
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