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La pérdida de Barcelona pone a prueba las relaciones entre Artur Mas y Junqueras

Malestar en Convergència con Trias por incluir al PP en su frente común antiColau, y con ERC, por no apoyarlo

La pérdida de Barcelona pone a prueba las relaciones entre Artur Mas y Junqueras efe

maría jesús cañizares

Aficionados a buscar un enemigo exterior, los nacionalistas han puesto ahora la lupa en ERC, su socia de legislatura. Después de culpar a los republicanos de la pérdida del Ayuntamiento de Barcelona por no haber aceptado una candidatura independentista común, Convergència critica que la formación que lidera Oriol Junqueras haya rechazado demasiado rápido la posibilidad de formar un frente común para evitar que la ganadora de las elecciones, Ada Colau, se convierta en alcaldesa .

Así lo propuso el hasta ahora primer edil, Xavier Trias, pero se quedó solo. Entre otras cosas, porque incluyó en ese «cordón sanitario» antiPodemos al PP, algo que ni ERC ni PSC están dispuestos a secundar. La firme oposición de los populares a cualquier proyecto secesionista les han convertido en la bestia negra de Esquerra. Y también de Convergència, donde fue criticado el «resbalón» de Trias por encomendarse a los populares.

No deja de ser curioso que el partido de Artur Mas, quien encabezando la lista más votada se vio privado de gobernar la Generalitat por el pacto tripartito (PSC, ERC e ICV) durante dos legislaturas, sugiera ahora hacer lo mismo con Ada Colau. Mas fue muy crítico con aquel frente de izquierdas, pero ahora es CiU –autora, por otro lado, de la firma ante notario contra el PP–, la que insta a ERC a dar prioridad al pacto con los nacionalistas en los ayuntamientos. Invocan la esencia de la hoja de ruta firmada a principios de año, aunque nada se especifica al respecto –el alcaldable de ERC, Alfred Bosch, siempre dejó claro que no se sentía obligado a pactar con Trias–. Y también el compromiso con la Asamblea Nacional Catalana (ANC), firmado aunque con enmiendas por Trias, en el que los convergentes se comprometen a dar continuidad al proceso secesionista a nivel municipal.

La presión sobre ERC no ha hecho más que empezar. El propio presidente de la Generalitat advirtió de que mantiene el 27 de septiembre como fechas de las autonómicas «plebiscitarias» si ERC cumple con sus compromisos en el Parlamento catalán, esto es, darle apoyo en sus propuestas legislativas y garantizar su estabilidad a nivel gubernamental. Y ante el declive electoral de CiU, todo apunta a que – ruptura con Unió mediante – los nacionalistas utilicen la carta de Esquerra para aplazar las elecciones catalanas.

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