La «Kasa de la Muntanya»: de cuartel de la Guardia Civil a centro antisistema

La Kasa de la Muntanya, donde esta mañana los Mossos d'Esquadra han centrado una parte de una operación contra el terrorismo anarquista, no esconde su ideología, que aparece en numerosas pintadas en sus paredes y tejado, donde se puede leer «Resiste y Okupa», pintadas con grandes letras en blanco, rematadas con una enorme A dentro de un círculo, símbolo del anarquismo.

Se trata de un gran caserón fortificado, de piedra, de unos 700 metros cuadrados, con un gran patio interior, situado en el barrio de La Salut, junto al Park Güell y encaramado en la falda de la sierra de Collserola, lo que le permite tener unas vistas espléndidas de toda Barcelona.

La autogestión, el antimilitarismo, el antifascismo y el anticapitalismo han sido los ejes que han centrado las actividades en la casa okupada, escenario habitual de conciertos, talleres, charlas y encuentros del movimiento okupa y siempre centrados en su ideología antisistema y anticapitalista.

Los okupantes de la «Kasa de la Muntanya», que el año pasado denunciaron que la policía había instalado sistemas de videovigilancia para ver quién entraba y salía del caserón, suelen ser anfitriones de muchos visitantes extranjeros y de otras comunidades españolas que comulgan con la ideología antisistema. También se han alojado en la casa familias desahuciadas, algunas con niños.

El edificio, que está catalogado y está situado junto al colegio Turó del Cargol, fue construido por encargo de la familia Güell en 1909 para destinarlo a cuartel de la Guardia Civil con el que frenar las protestas de aquella época contra la elite burguesa que vivía en este barrio.

La Guardia Civil dejó el edificio en 1983 tras sufrir un atentado de Terra Lliure y, a pesar de que la familia Güell intentó recuperar el inmueble al perder su condición de casa cuartel, el edificio pasó a ser propiedad primero del Ministerio del Interior y después del Ministerio de Hacienda. Sin uso, un grupo de jóvenes antisistema decidieron ocupar la casa en noviembre de 1989.

En 1997, el Ministerio de Hacienda presentó la primera denuncia para desalojar la casa y en 2001 se produjo un primer intento de desalojo, que desencadenó una batalla campal con resistencia de los jóvenes que ocupaban la casa y el empleo de material antidisturbios.

Los ocupantes de la casa, que siempre han recurrido ante los tribunales las órdenes de desalojo, ponen en cuestión la titularidad del edificio y alegan que no existe ningún proyecto urbanístico para el inmueble, catalogado como patrimonio histórico