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barcelona al día

Suministro de latas de ofensas para indepes

Tal vez llegue tarde todo este suministro de latas, y se deberían haber ofendido hace ya mucho tiempo con las perogrulladas de González y con la visión de los empresarios

oti rodríguez marchante

Igual que Popeye acude a las espinacas cuando flojea, el nacionalismo de anteojeras a lo que acude es a las ofensas, que las tiene ya enlatadas y ordenadas en la despensa para ir abriéndolas en el momento que necesiten sacar músculo. Un par de latas de ofensa y se les sube el color verde a lo Hulk. En el interior de esas latas, en realidad, no tiene por qué haber nada comestible, y basta con que ponga «ofensa» en la etiqueta. No es raro ver, tal y como hizo ayer, a Artur Mas enlatándose a sí mismo y poniéndose la etiqueta de ofendido…

«No creo en las casualidades», dijo solemne ante en Parlament y ante la ofensa de la Fiscalía, empeñada en abrir la lata del 3 por ciento. Y no es raro ver estos días a los habituales de la Tuna separatista abrir latas de ofensas al natural y en escabeche gracias a los últimos suministros de conservas «la ofensa» enviados desde ese fastidioso lugar llamado España. La primera lata la dio el expresidente González con su carta realmente ofensiva, pues la llenaba de topicazos y descripciones obvias de la situación que ya admite todo el mundo (salvo Rahola), tan de sentido común que han llevado a los lumbreras como Toni Comín a llamarle burro a González (burro, precisamente, el animal que siempre sabe dónde pisa y que abre el camino).

Luego les proporcionaron otra lata los empresarios catalanes, ofendiéndolos con sus premoniciones ruinosas para una Cataluña pequeña y aislada. Y ahora les ofende el Gobierno al procurarse armamento legal para evitar los bailecillos grotescos de Artur Mas (o es que nadie ha visto el vídeo de los Mosqueteros con las manitas juntas cuando se adornan con un indescriptible baile en el que precisamente el seños Mas ensaya unos pasos rumberos que lo incapacitan, no ya para presidir un proceso político serio, sino una simple colla de bolingas). Tal vez llegue tarde todo este suministro de latas, y se deberían haber ofendido hace ya mucho tiempo con las perogrulladas de González y con la visión de los empresarios, por fin despiertos de su anestesia local, pero ahí lo tienen, alimento fresco para indepes, y que les permite esgrimir todo el músculo en forma de lágrimas (la lágrima es el músculo del buen nacionalista). Tanto quejío, soleá y llanto, que hasta la plantilla del Barça considera ya que no ganará esta Liga, tras la ofensa arbitral de los dos partidos que se han jugado de ella.

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