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Dejarles trabajar

Que una empresa no pueda acceder a internet en condiciones razonables para recibir un pedido, resulta un insulto para la Cataluña moderna y una clara merma de la competitividad

joan carles valero

Al margen del accidente de Grecia, la recuperación económica en nuestro país está avalada por las cifras macroeconómicas, pero aún resulta difícil apreciarla en los hogares y las pymes. Mientras todo lo macro se beneficia de la ola del crecimiento, empezando por las grandes compañías, la presión fiscal, la falta de financiación y la eliminación de trabas administrativas siguen atenazando a las pequeñas, y más aún a las micro conn menos de 10 empleados. De las 586.500 empresas que sobreviven en Cataluña, sólo 7.000 tienen más de 50 trabajadores. El resto, padece dificultades más propias del siglo XX, como ayer denunció la presidenta de Fepime, María Helena de Felipe, en la presentación del II Congreso de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa de Cataluña que concluye mañana en Barcelona.

Que una empresa no pueda acceder a internet en condiciones razonables para recibir un pedido, resulta un insulto para la Cataluña moderna y una clara merma de la competitividad. No se trata de casos aislados, porque la fibra óptica alcanza a una minoría de polígonos industriales del área metropolitana, mientras en comarcas como Berguedà, Ripollés o la práctica totalidad de la provincia de Girona, persisten las zonas oscuras para acceder a la red de redes.

Con el objetivo de levantar acta de las necesidades de las pymes catalanas, la dirección de Fepime, patronal que pertenece a Foment del Treball (CEOE), se lanzó el 22 de abril a la carretera para emprender un congreso a partir de doce encuentros con los empresarios de otras tantas patronales territoriales que conforman esta federación. Las conclusiones las presentarán mañana a la Generalitat en un acto al que asistirá la flamante vicepresidenta del Govern, Neus Munté, el conseller de Empresa, Felip Puig, y la presidenta del Parlament, Núria de Gispert.

Por si estas autoridades quieren tomar nota, les adelanto que las pymes que constituyen dos terceras partes del empleo y del valor añadido bruto de la economía catalana reclaman cosas sencillas. Además de la reseñada mejora de las infraestructuras de telecomunicaciones, los empresarios se quejan de la competencia desleal que suponen el intrusismo y la actividad no regularizada, así como la excesiva carga administrativa que sufren y la lentitud en los trámites con las distintas administraciones, además de las dificultades que encuentran para acceder a la financiación, por no hablar de la losa de la morosidad. En definitiva, el mantra que recitan los 579.500 emprendedores que lideran las pymes catalanas no es otro que les dejen trabajar.

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