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Descifrar la complejidad

Además de las cifras macroeconómicas, otro termómetro que confirma la salida de España de la crisis es el repunte de la actividad asociada a las fusiones y adquisiciones

joan carles valero

En tiempos de exuberancia irracional, el discurso dominante impelía a las empresas a crecer como única opción estratégica y, en muchos casos, se optó por la diversificación como vía para adquirir tamaño, dadas las tradicionales reticencias a las fusiones entre compañías que comparten un mismo sector y área geográfica.

La necesidad de adquirir tamaño persiste si se quiere ser competitivo en un mundo global, porque existe la conciencia de que si no compras, puedes ser comprado; si no eres líder en tu sector, acabas fagocitado. De ahí que ahora los zapateros vuelvan a sus zapatos y muchas compañías deshagan posiciones no estratégicas para su principal actividad sin dejar de crecer en su «core business». Vender la empresa o una parte no tiene por qué tener connotaciones negativas. Cataluña es un territorio con gran concentración sentimental y de pertenencia que dificulta desprenderse del patrimonio. Pero las desinversiones son buenas aliadas cuando lo razonable en estos momentos es concentrarte en aquello que mejor sabes hacer, eso en lo que tu organización es imbatible.

Además de las cifras macroeconómicas, otro termómetro que confirma la salida de España de la crisis es el repunte de la actividad asociada a las fusiones y adquisiciones y las «due diligence» que este tipo de operaciones comporta. Un repunte que se ha acentuado en los últimos meses, según corrobora KPMG, firma líder en asesoramiento en fusiones y adquisiciones. Operaciones que se producen de forma más activa en los sectores industriales, de consumo, farmacia y hotelero.

La casuística es variada y abarca desde empresas que deciden desendeudarse vendiendo una división o dando entrada a un socio, hasta las operaciones de crecimiento de fabricantes de marcas blanca, antiguos patitos feos del consumo que se han convertido en cisnes que lideran sus respectivos mercados y que compran fuera de España. La concentración de sectores también se está produciendo en el mercado catalán ,más por cambio de cromos de unidades productivas, que por fusión directa por ese mantra tan nuestro que nos impide aliarnos con la competencia.

Pero no sólo dentro del país hay interés en crecer. España vuelve a estar de moda fuera, no solo gracias a inversores emblemáticos como George Soros, o a fondos estadounidenses como CVC, que incentivan el efecto contagio. Capital riesgo americano y de extremo oriente está tomando posiciones aquí como cabeza de puente para estar en Europa. Un dinamismo del que no sólo se verán beneficiados los consultores, esos descifradores de la complejidad.

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