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tribuna abierta

Cultura y Fuerzas Armadas

Las FAS, como colectivo humano que es y como institución prolongada en el tiempo, han aportado su granito de arena al mundo del conocimiento, a su progreso y creatividad

pablo martínez delgado

Hay una frase célebre del escritor y ensayista francés André Maurois que dice: «Cultura es lo que queda después de haber olvidado lo que se aprendió». El caso es que la dimensión cultural de una persona queda fijada en función de lo que abarca su aprendizaje y su capacidad de retención. Los concursos de televisión podrían ser una prueba de ello.

Lo que digo para una persona, podría hacerlo extensivo a las colectividades humanas. Así, en función de lo que abarque su saber y en la forma en que lo sepan difundir diremos que son grupos más o menos cultos. En términos genéricos, nuestra civilización ha dado un gran valor al término cultura, pues abarca diferentes disciplinas: arte, literatura, fotografía, cine , teatro… y otros aspectos intangibles como: lengua, folclore, historia, costumbres… Y, además, hemos buscado formas para que nuestra memoria colectiva no olvide y pueda difundirse creando museos, bibliotecas, filmotecas, archivos, parques temáticos…

Tan importante es la cultura para nosotros que organizamos un conglomerado político alrededor de ella y la dotamos de un presupuesto para su mantenimiento o difusión. También elevamos su categoría afirmando que una sociedad sin cultura es una sociedad muerta, sin criterio, sin progreso o como diría Miguel de Unamuno: «Sólo la cultura es libertad».

¿Y, qué tienen que ver las Fuerzas Armadas (FAS) con lo que estoy diciendo? Bueno, pues sigamos discerniendo.

Las FAS como colectivo humano que es y como institución prolongada en el tiempo desde que el hombre empezó a guerrear, han aportado su granito de arena al mundo del conocimiento humano, a su progreso y creatividad. Internet, la radio, la gabardina o la fregona son invenciones generadas relativamente hace poco tiempo en el ámbito militar, capaces de imponer usos y modas sociales. Las guerras se han plasmado en las diferentes manifestaciones artísticas realizadas por el hombre desde la pintura al cine . La actividad militar ha generado su propia y específica cultura plasmada, por ejemplo, en la evolución del armamento o los ingenios militares utilizados a lo largo de la historia; en la evocación del pensamiento o la estrategia militar del «Arte de la guerra» de Sun Tzu del siglo V a. C., tan apreciado por las actuales escuelas de negocios, o en el «Manual de Tallin» texto elaborado a iniciativa de la OTAN para hacer frente a la guerra cibernética.

Hay personas que consideran al militar reñido con la cultura por tener de él una imagen ruda, poco instruida y nada creativa. No es cuestión de traer el capítulo XXXVIII del Quijote sobre su discurso de las Armas y las Letras (Cervantes, que fue soldado, sabía que no eran incompatibles la milicia y la cultura); basta con conocer el currículo formativo de los militares para darse cuenta de que el estudio de las Humanidades compite, eso sí de manera desigual, con el aprendizaje de las Ciencias. La formación analítica de los cuadros de mando se adorna con una visión del mundo y del ser humano lo más amplia posible.

Se da la circunstancia que, en el ejercicio de su misión, los militares están obligados a cumplir el Convenio de La Haya que vela por el Patrimonio cultural en caso de países en conflicto. Los soldados españoles tuvieron que proteger algunos de los santuarios culturales en la guerra de los Balcanes. En las misiones internacionales el militar español debe de conocer y respetar los valores intangibles de la cultura de las gentes a las que asisten, así lo contemplan «los manuales» del área de operaciones donde están desplegados. Pero, además, los Ejércitos han creado sus propios organismos para que tal acervo cultural no se pierda y pueda conservarse y mostrarse. De aquí han nacido los museos de la guerra, las bibliotecas y los archivos militares.

Las FAS españolas cuentan con una red de museos militares (En Cataluña se encuentran el Museo Histórico Militar de Figueras y en la Academia General Básica de Suboficiales de Tremp hay uno específico sobre el Suboficial), bibliotecas (La Biblioteca Histórico-Militar de Barcelona es de las mayores bibliotecas de la red por su número de fondos y cuenta con 15.000 volúmenes anteriores al s. XIX), archivos y otros organismos que guardan verdaderos «tesoros» culturales entre sus vitrinas, estanterías o almacenes. Alguno de estos fondos históricos se podrá ver en Lleida en los próximos meses. Durante el mes de marzo en la Biblioteca Pública se montará la exposición «Libros y Bibliotecas. Tesoros del Ministerio de Defensa», donde una serie de paneles mostrará algunos libros del patrimonio bibliográfico acumulado en las diferentes bibliotecas dependientes del Ministerio y que son verdaderas joyas por su singularidad.

Entre los meses de abril y mayo se expondrá en la Seu Vella una exposición sobre cartografía histórica anterior al siglo XX, perteneciente al Centro Geográfico del Ejército, donde se podrán contemplar algunos mapas genéricos junto a una selección de mapas sobre las tierras de Lérida y Cataluña en claro homenaje a la candidatura de la Seu Vella como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Todo ello, para que no olvidemos lo que atesoramos, culturalmente hablando.

Coronel Pablo Martínez Delgado. Subdelegado de Defensa en Lérida.

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