Un «unionista» en Unió

En Cataluña, el proceso soberanista ha propiciado escenas surrealistas: el presidente Artur Mas abrazándose fraternalmente con un «antisistema» como David Fernández (CUP); «gente de orden» como el alcalde Xavier Trias convertidos en arrojados independentistas y, ya de un modo más general, la existencia misma de partidos tan peculiares como Unió Democràtica (UDC), que propugna una España confederal a la que se podría llegar desde una independencia previa de Cataluña, o tras una reforma constitucional. Un estupendo cacao político.

En este sentido, en UDC conviven en aparente armonía -no siempre es así-, figuras como la de la vicepresidenta Joana Ortega, que votó doble «sí» en la pseudo consulta del 9-N, con otros como el abogado y escritor Jordi Verdaguer Vila-Sivill, quien con una buena dosis de humor se autodefine como «el unionista de Unió».

Vila-Sivill compatibiliza su militancia en el partido democristiano con ser simpatizante de Sociedad Civil Catalana (SCC) -acudió convencido al acto en defensa de la Constitución de la asociación-, algo que no considera contradictorio. «Me entristece mucho la posibilidad de que Cataluña llegase a independizarse. Trabajaré con todas mis fuerzas para que eso no suceda», explica a ABC.

Hace unas semanas presentaba en el centro Blanquerna de la Generalitat en Madrid su último libro, «Azahares de Granada» (Seleer), novela histórica centrada en la Reconquista, y con la que espera contribuir a «tender puentes y a afianzar el diálogo». «La Reconquista fue un proyecto común, como espero que España lo siga siendo para los catalanes», añade. Abogado, apasionado por el mundo árabe (fue profesor en la Universidad de Damasco), el perfil de Vila-Sivill es de todo menos convencional, demasiado heterodoxo se diría para el soberanismo dominante. Él lo lleva con humor, y buena dosis de entusiasmo. «Sí, nos caen bobetadas por todos lados», asume el escritor, muy identificado con la línea de actuación de Josep Duran. «Asumo que los unionistas somos minoría en Unió», partido de perfil tan difuso como claro lo tiene Verdaguer de que España sigue valiendo la pena.