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el oasis catalán

Cesarismo

Cesarismo, bonapartismo, personalismo y populismo al servicio de la causa y de quien -en singular- la personifica y simbolizahí

miquel porta perales

Hay algo -bastante o mucho- de cesarismo o bonapartismo en el discurso y quehacer de Artur Mas. Esa confianza -fe, incluso- que transmite la astucia y capacidad personal del líder. Esa imagen del guía que se presenta como regenerador y redentor del pueblo. Esa épica -de alta o baja intensidad, según imponga la coyuntura- que convoca al pueblo para que se pronuncie en plebiscitos que buscan la adhesión inquebrantable a mayor gloria de los deseos e intereses -en este caso- de la nación catalana y de quien la encarna.

Ese personalismo que busca la legitimación suprema y quiere imponer su voluntad a los adversarios. Que quiere doblegar a los adversarios. Y el auditorio aplaude y lanza consignas, reconfortado por el mantra que recita el líder. Cesarismo, bonapartismo, personalismo y populismo al servicio de la causa y de quien -en singular- la personifica y simboliza. Todo ello -como no podía ser de otra manera en quien busca emocionar y ofrecer buena imagen-, aderezado con la «profundidad de nuestra historia», la «consustancial identidad catalana» y la «sonrisa en los labios».

No es oro todo lo que reluce. No es precisamente épica -ni regeneración política, ni redención nacional catalana- lo que trasluce el discurso de Artur Mas. En lugar de épica, vulgaridad política. La esencia del discurso de Artur Mas: presionar a ERC para que acepte una lista unitaria bajo amenaza de exclusión nacional; evitar -ocultando la sigla- la hecatombe electoral de CiU en unas elecciones partidistas; prorrogar la carrera política del actual presidente de la Generalitat, lastrada por la marca CiU que quiere evitar y cuyo «haber» está vacío. Y que cada cual ordene, según su parecer, las prioridades -complementarias- de Artur Mas. Más allá de ello, el discurso del presidente de la Generalitat expresa la voluntad de pensamiento y partido únicos del nacionalismo catalán. Un unanimismo que pone entre paréntesis la democracia parlamentaria. ¡Y se consideran los apósteles de la democracia y el diálogo!

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