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Las sevillanas y los toros, vetados en Tarragona

Regulan las tiendas de recuerdos, que solo podrán exhibir folclore catalán

Las sevillanas y los toros, vetados en Tarragona Inés Baucells

Á. Gubern

Nadie puede negar que si la imagen que transmite España al mundo es la de sus tiendas de «souvenirs», tenemos un gran margen de mejora. Objetos de dudoso gusto, camisetas con lemas incomprensibles y hasta apropiaciones chocantes, como los españolísimos sombreros mexicanos que hacen furor entre los turistas en Barcelona.

Bajo el pretexto de dar una mejor imagen, pero con un trasfondo que se adivina mucho más político que estético, el Ayuntamiento de Tarragona, gobernado por el PSC, se ha descolgado con una normativa que, apelando al buen gusto, pretende esconder de la vista del turista los clásicos toros, sevillanas y demás elementos folclóricos que, a criterio del consistorio, desentonan.

La normativa entrará en vigor el 1 de enero y, además de regular otros comercios, cuenta con un apartado específico para las tiendas de recuerdos para turistas. En este campo, el ayuntamiento señala que en la parte más visible de la tienda –como los mostradores que ocupan parte de la calle– solo se podrán exponer objetos dedicados «a la promoción turística de la ciudad y difusión de sus valores patrimoniales y culturales».

Sin embargo, hay una excepción: los «souvenirs» que hagan referencia a la «cultura popular y tradiciones de Cataluña» también están admitidos en los escaparates más visibles. El resto: muñecas con traje de faralaes, toros, banderillas... y todo lo que no sea específicamente tarraconense o catalán queda relegado al fondo de la tienda, no sea que algún turista sensible se ofenda ante el folclore español.

Suspicacias con Barcelona

De manera particular, Tarragona también quiere vetar los «souvenirs» que vendan la imagen de Barcelona y que hacen fortuna entre los turistas. La «colonización» barcelonesa no se lleva muy bien en unas comarcas donde, por ejemplo, se han puesto muchos peros a que el macrocomplejo de ocio y casinos que allí se va a construir –el denominado Eurovegas catalán– lleve precisamente por nombre «BCN World».

En cualquier caso, y ante el revuelo originado por el veto a los «souvenirs» no catalanes, el Ayuntamiento de Tarragona salió al paso posteriormente, asegurando que en ningún caso se sancionará a los comercios que se atrevan a mostrar los trajes de faralaes, y que el objetivo es frenar la exhibición de objetos de grandes dimensiones.

Catálogo propio

No es la primera vez que en Cataluña se intenta una regulación de este tipo. En 2010, en la etapa final del tripartito, y en un momento en el que el Parlamento catalán acababa de vetar los toros, el consejero de Esquerra Republicana Josep Huguet se sacó de la manga una regulación que pretendía potenciar los «souvenirs» catalanes en detrimento del resto, que se consideraban ajenos.

Huguet anunció en este sentido la elaboración de un catálogo de 120 objetos de tipo artesanal y de calidad «made in Cataluña» que se promocionarían para que se hiciesen un hueco en las tiendas de recuerdos. Eso sí, el republicano negó que la campaña de la Generalitat tuviese por objeto relegar a sevillanas, figuras de toros y otro folclore español. «Ni puedo ni quiero prohibir nada, hago lo que hacemos todos, que es promover lo nuestro», dijo.

Con la llegada de CiU a la Generalitat, el plan para catalanizar los «souvenirs» fue enterrado. Ahora es Tarragona la que toma el relevo: veto a los lunares.

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