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el mentidero

El Eddie Murphy de Convergència

Nos llegan mensajes muy confusos del número dos convergente, identificado en su día con el ala moderada de Convergència

maría jesús cañizares

Josep Rull comienza con mal pie. ¿A quién se le ocurre definir a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) como una formación socialdemócrata? Las reflexiones del nuevo coordinador del partido han sido criticadas por algunos compañeros de partido. Porque si algo le queda a la malherida formación fundada por Jordi Pujol es haber podido sobrevivir durante todos estos años sin ponerse etiquetas ideológicas. Gracias a esa indefinición, nunca tuvo que dar demasiadas explicaciones a la hora de pactar con PSOE, PP y ERC. Nos llegan mensajes muy confusos del número dos convergente, identificado en su día con el ala moderada de Convergència -Ferran Bel, Santi Vila, Lluís Recoder...- en contraposición al núcleo duro de Artur Mas -Oriol Pujol, Francesc Homs, David Madí...- y que ahora ha sido fagocitado por el neoindependentismo convergente.

No obstante, en CDC nadie envidia el papel que le toca ahora representar a Rull: el de mantener la cohesión de un partido que camina hacia la disolución. Y si en épocas más prósperas, a las distintas familias convergentes ya les costaba convivir -la tensión entre Oriol Pujol y Felip Puig es legendaria-, sobrevivir al hundimiento de Mas, en forma de traspaso a ERC o de nuevas siglas, puede convertirse en una especie de «Juego de tronos». Pero hay esperanza y en el «staff» de esa nueva Convergència ratificada en el Consejo Nacional celebrado el sábado aparece Francesc Xavier Sànchez i Vera. Atención a la catalanización del apellido Sánchez, un ejercicio compartido con Miquel Calçada, Comisario del Tricentenario, quien en una ocasión llamó a ABC para quejarse de una información en la que aparecía como Calzada, pues según nos explicó, hace años que se lo cambió.

A lo que iba, Sànchez (con acento abierto) es coordinador de Régimen Interno y Comunicación de CDC y está llamado a hacer grandes cosas en el partido porque, según leo en su ficha, es máster en Resolución de Conflictos. Debutó el pasado 26 de agosto, cuando fue enviado a Queralbs (Gerona) para convencer a Jordi Pujol de que acudiera al Parlamento catalán para dar explicaciones sobre su insumisión fiscal. Hay que estar muy loco para ejercer de negociador en un partido en horas bajas, enfrentado a sus viejos socios de Unió, a sus nuevos aliados de ERC, y al propio el expresidente catalán, que menuda faena le ha hecho a su «hijo político» por salvar a sus «hijos biológicos». Algo perfectamente comprensible, todo hay que decirlo.

Sànchez (con acento abierto) no es Eddie Murphy y Pujol puso condiciones para abandonar su silencio y liberar al proceso secesionista, rehén de sus pecados fiscales: comparecer la semana del 22 de septiembre. Finalmente, se ha salido con la suya.

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