Menos V y menos noviembre

Más compresible le empieza a resultar al ciudadano catalán la Conjetura de Poincaré que las conjeturas del nacionalismo, que ya no sabe muy bien si su prioridad es el referéndum o rellenar esa V programada para el 11 de septiembre. La ANC y Òmnium Cultural, y sus cabezas visibles, Carme Forcadell y Muriel Casals, las que tiran del anzuelo que mordió Artur Mas cuando cayó en la cuenta de que la democracia es multiplicar por mil, ya admitía ayer que tal vez la letra más apropiada para rellenar de gente no sea la V…, y lo que se preveía una uve doble en potencia acabe convirtiéndose en una «i» o palote a secas. Y esas conjeturas para encontrar la letra idónea se cruzan ahora con los problemas para encontrarle una fecha al referéndum, que ya dice Joana Ortega, la vicepresidenta, que el 9 de noviembre puede no ser, tampoco, la mejor fecha para celebrarlo…

Un baile de letras y fechas que ya más parece la canción del Ramito de Violetas de Cecilia, «quien cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta, le mandaba un ramito de violetas…». Mientras que Jordi Turull (¿quién es Jordi Turull?) fija la posición móvil de Convergencia situando como inamovible el 9 de noviembre.

A estas alturas, el catalán sensato ya habrá visto el pan en la tostadora y reconocerá el olor a tostada… Esa fortaleza psicológica que pedía Artur Mas tal vez consista en aceptar que el alfabeto y el calendario son tan elásticos como los principios de sus gobernantes, y que tal vez la cosa consista en convertirse en un puntito de una «i» o un palote, o de verse con la doble papeleta del «sí o sí» metida en un táper hasta mejor ocasión. El panorama catalán es estimulante, una vez descubierto lo que había detrás de los muñecos del guiñol…, ni un hilo, ni una mano, ni un cerebro…, sólo puro guiñol.

Urge una tercera vía por la que puedan ir escapando todos, una especie de gatera…, un poco en el sentido de la que ya ha tomado Jordi Pujol, que ha emprendido acciones judiciales contra los Bancos andorranos por la filtración de sus dineros. No una Tercera Vía con mayúsculas, sino una pequeñita y desvergonzada para que el guiñol siga funcionando.