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porque hoy es sábado

El armario español

Hace apenas una docena de días que Sociedad Civil Catalana se presentó en sociedad y todo indica que la iniciativa ha sido un éxito

xavier pericay

Hace apenas una docena de días que Sociedad Civil Catalana (SCC) se presentó en sociedad y todo indica que la iniciativa ha sido un éxito. Así se deduce, al menos, de la atención que le han prestado partidos políticos y medios de comunicación, lo mismo en Barcelona que en Madrid, y del número de adhesiones que su manifiesto fundacional ha recibido hasta la fecha —unas 5.000, según los representantes de SCC—. Como es sabido, la entidad, en la que confluyen sectores ideológicamente muy diversos, se define por su defensa de una Cataluña integrada en España y Europa —siendo lo segundo, claro está, una consecuencia de lo primero— o, en otras palabras, por su oposición a la larga marcha hacia la nada emprendida por el Gobierno de Artur Mas. SCC tiene, pues, un carácter transversal y marcadamente reactivo, como reclama sin duda el momento. Y tiene asimismo un programa ambicioso: un acto público de presentación el próximo miércoles, Diada de Sant Jordi, en el Teatro Victoria de Barcelona, y dos grandes movilizaciones futuras, el 24 de junio en Barcelona y el 11 de septiembre en Tarragona.

Ese afán movilizador, tan saludable y necesario, ha sido definido por uno de los portavoces de la entidad como la voluntad de «dar voz a los catalanes que están dentro del armario», esto es, como una invitación a que salgan de una vez de él. Hay que demostrar en la calle, o en el espacio público cuando menos, que somos, si no tantos como ellos, sí «molts més dels que ells volen i diuen» ­—por expresarlo, pues de resistencia se trata, con palabras del otrora resistente Raimon—. Pero ello no debería hacernos olvidar que el armario en cuestión no es sino un módulo de un armario muchísimo mayor, el español. Y que, de momento, sólo un 2% de las adhesiones recibidas son, al decir de la propia SCC, de fuera de Cataluña. Movilizar a los catalanes que no comulgan con el nacionalismo está muy bien. Pero el desvarío de Mas y sus congéneres secesionistas es un problema español y como tal hay que abordarlo. Reducirlo al campo de juego catalán, además de un lamentable error conceptual, sería desaprovechar una ocasión inmejorable para demostrar que España, como Teruel, existe.

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