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el mentidero

La tercera vía europea

La realidad es que Cataluña saldría de la UE si se independiza; los sueños consisten en creer que este nuevo Estado sería miembro automáticamente del club europeo

maría jesús cañizares

«Si tienes un abuelo, mándalo a Europa», reza un dicho alemán. Que sea el país de Angela Merkel el que ha popularizado esta idea cuadra con su imagen tan poco paneuropea. Precisamente que Alemania sea un poco más europea y la UE, menos alemana, es el objetivo de estas elecciones que, bajo el lema «This time is different», se celebran el 25 de mayo en España. Puede que la media de edad de los eurodiputados sea elevada, pero la juventud tampoco es garantía de éxito, vean la errática, costosa y monotemática política exterior del Gobierno catalán, dirigida por los treintañeros Roger Albinyana y Albert Royo.

El primero fue miembro de la dirección del Partido Europeo de los Liberales, Demócratas y Reformistas (ALDE) y el segundo, trabajó en la Comisión Europea (CE). Ambos tuvieron la oportunidad de ser alumnos aventajados del pactismo y del diálogo que impera en esas instituciones, en cuyo ADN figura la pluralidad. Ejemplo de esa transversalidad es que no sería descabellado que el candidato de CDC, Ramon Tremosa, compartiera bancada en el hemiciclo europeo con el cabeza de lista de Ciutadans, Javier Nart, dado el interés de esta formación por formar parte de la familia liberal. Que Convergència sea miembro de ALDE y Unió, del Partido Popular Europeo, es otra muestra de heterodoxia europea, donde el dogmatismo secesionista no tiene lugar. «Una cosa es la realidad y otra, los sueños», nos confesó en relación al caso catalán un miembro del equipo de Viviane Reding, comisaria europea de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía, durante un encuentro con periodistas organizado por las oficinas del Parlamento Europeo y la Comisión Europea en Barcelona.

La realidad es que Cataluña saldría de la UE si se independiza; los sueños consisten en creer que este nuevo Estado sería miembro automáticamente del club europeo. Y también forma parte del mundo onírico o «gaseoso», como dice el eurodiputado socialista Raimon Obiols, creer que la gobernanza europea equiparará la reivindicación separatista con cuestiones como la consolidación de la unión bancaria, los eurobonos, el papel de la troika o la política energética, que sí están incluidos en la futura agenda europea. Tanto Royo como Albinyana tienen experiencia europea y deberían saber que los nacionalismos excluyentes -y algunos discursos del Gobierno catalán suenan a eso- no son bien recibidos en la UE. Europa, como dice Kalypso Nicolaïdis, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Oxford, es «una tercera vía que nos hemos inventado» y no está muy convencida de que haya llegado el momento de «cruzar el Rubicón» para lograr una unión federal. Para CDC no hay ni siquiera terceras vías, de ahí el sacrificio de Salvador Sedó, que no repetirá como eurodiputado de UDC por sus desavenencias con Tremosa.

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