Asalto a la tierra del turrón

San Sebastián y San Bartolomé, patronos de la localidad alicantina de Jijona, ven sus figuras honradas en la segunda mitad del mes de agosto de cada año. A lo largo de esta quincena, los Moros y Cristianos salen a las calles de la ciudad del turrón para celebrar los días grandes de la localidad. Estos días son conmemorados cada año durante el sábado, domingo y lunes más próximos al 24 de agosto, día de San Bartolomé. Las fiestas se remontan, según los antiguos documentos, a 1791. En tiempos de la Revolución Francesa se datan los primeros testimonios escritos de la celebración de estas prácticas en Jijona, aunque no serían reguladas hasta años después. A finales del siglo XIX comenzaron a redactarse los primeros estatutos oficiales y a regularse las fechas de celebración de lo que ya hoy es una de las grandes tradiciones locales.

Durante todo el domingo se vivirán actos festeros por todas partes en Jijona. Desde primera hora y hasta la noche, la diana, la Embajada de los Contrabandistas y de los Piratas o el Alardo harán sentir la fiesta a los habitantes jijonencos. El colofón a la jornada serán el destile nocturno y la esperada Retreta, un casi improvisado y satírico carnaval que los propios habitantes de la localidad aprovechan para, en clave de humor, destacar algún aspecto propio.

El momento más esperado se vivirá el lunes. El Juicio Sumarísimo del Moro Traidor saldrá, una vez más, a las calles del pueblo. Este particular juicio se celebra únicamente en Jijona, y diferencia a sus fiestas de cualquier otras de corte similar.

Cuenta la historia que un moro, por amor, traicionó a sus hermanos en favor del bando cristiano. Sus compañeros lo capturaron, juzgaron y fusilaron, acto que hoy en día se representa y se considera uno de los puntos álgidos de la fiesta jijonenca. Los acontecimientos que hayan tenido lugar durante el año serán expuestos en tono jocoso en el juicio, cuyo veredicto será el de siempre: culpable.