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PROA A LA MAR

NO COMUNICAMOS BIEN

JAVIER

CREO que los empresarios tenemos un problema de comunicación. No tiene sentido que se esté acuñando el concepto de que nuestra obsesión sea precarizar las relaciones laborales, reducir plantillas, ajustar salarios, restringir derechos laborales, etc. Y nada más lejos de la realidad. Los empresarios, en general, tenemos conciencia de la importante función social que desempeñan las empresas en nuestro modelo de sociedad y nuestro objetivo fundamental es que sigan desarrollando esa función de cohesión social, de creación de valor compartido para todos nuestros grupos de interés.

Es verdad que necesitamos tener una cierta confianza en el futuro y que si en algún momento, por razones objetivas, la actividad de la empresa decae, podremos ajustar nuestros costes de manera que no penalicen la actividad total hasta hacer inviable la empresa. Y de eso hablamos cuando nos referimos a la reforma laboral.

No nos gusta nada crear desempleo. ¡Pero si nuestra función es exactamente la contraria!, nuestro compromiso está en la creación de empleo, y empleo de calidad.

Defender el contrato fijo siempre que el mercado lo permita, el compromiso compartido empresa/trabajador, el desarrollo profesional de la plantilla (hace poco, un amigo me decía «si te preocupa el coste de la formación de tus empleados que después pueden dejar la empresa, prueba a no formarlos y que decidan quedarse»), despejar el futuro de los empleados para que puedan centrarse en aportar a la compañía, etc. Esas si son nuestras obsesiones, y tenemos una gran sensación de fracaso cuando no lo conseguimos.

Pero es cierto que prácticamente siete años de crisis afloran urgencias de corto plazo que nos pueden hacer perder perspectiva porque no hay largo sin corto, y eso está produciendo manifestaciones y comportamientos lógicos fruto de la falta, aún, de confianza clara en el futuro que parecen abonar aquella idea de más reforma laboral y mayor precariedad en las relaciones laborales. Pero esto no responde al sentimiento generalizado y consciente de la clase empresarial en nuestra provincia, que corre el riesgo de perder una parte muy importante del capital intelectual que pueden y deben aportar nuestros jóvenes profesionales si no ven aquí oportunidades que sí encuentran fuera. O es que yo soy un empresario raro.

Javier Fur es presidente del Círculo de Economía de Alicante

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