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PROA A LA MAR

OBJETIVO, EL CLIENTE

JAVIER

«Ocúpate de tus clientes, que ellos se ocuparán de tus resultados». Esta es una máxima que debería ser de obligado cumplimiento en todas las empresas. Cualquier otra orientación solo puede buscar el corto plazo y eso sabemos que atenta contra el futuro de la empresa si no forma parte de una visión a largo que tenga al cliente en el centro de la estrategia.

Si no somos capaces de abstraernos de la realidad en determinados momentos para elevar la mirada y vislumbrar el futuro que deseamos, las urgencias del corto plazo pueden condicionar de manera muy negativa el futuro de nuestra empresa. Y muchas empresas, por la dureza de la crisis, siguen viviendo un día a día muy intenso.

Es cierto que para tener largo plazo, primero hay que superar el corto, pero ambos tienen que ser compatibles. No podemos condicionar negativamente con nuestras decisiones de hoy el futuro de nuestra empresa o, lo que es más grave, no podemos desconocer el efecto futuro en la empresa de las decisiones que tomamos hoy. La actitud estratégica en los directivos sigue siendo el centro de su orientación y la primera justificación de su función.

Y en esta actitud estratégica, tenemos que plantearnos que lo único capaz de dar continuidad a las empresas es su capacidad de resolver correctamente, incluso más allá de sus expectativas, los deseos y las necesidades tácitas o explícitas de sus clientes con continuidad en el tiempo; o, lo que es lo mismo, captar y vincular con sus productos y servicio a sus clientes, atendiéndolos en los distintos momentos de su trayectoria vital o a las sucesivas generaciones si su producto está focalizado en un determinado periodo de la vida de las personas o las sociedades.

Esto al final es lo que entendemos por competitividad, es decir, capacidad de competir, capacidad para captar y retener clientes a través de cuya relación con la empresa podemos crecer justificando la utilidad social de nuestra actividad, que eso es lo que facilita la pervivencia de las empresas en el tiempo: el desarrollo de una actividad útil para sus clientes y solidaria con su entorno.

Nuestro objetivo, por tanto, nuestra primera prioridad, no son los beneficios, como erróneamente se suele entender –aunque sin beneficios ninguna empresa tiene futuro-; nuestra primera prioridad son los clientes.

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