Muere Carmen Martínez Sierra, decana de la escena española

Dotada de una voz poderosa y rotunda que conservó hasta el final, Carmen Martínez Sierra tenía tres años cuando ganó en 1907 un concurso infantil de canto en Madrid. El premio fue una caja de bombones forrada en terciopelo que conservó como un tesoro durante décadas. Nacida en una familia acomodada, hija de un Inspector del Timbre y una cantante de zarzuela, Carmen pasó sus últimos quince años en una residencia. Sin perder su lucidez, cada mañana leía el diario ABC del que era suscriptora, y conversaba con sus compañeros en la cafetería.

En 2011 fue capaz de conceder una pequeña entrevista a Concha Velasco para el programa 'Cine de barrio'. "Nunca he sido guapa, pero sí graciosa", le confió a la Velasco en su charla. En aquella ocasión resumió así su vida ante la cámara: "Soy una señora de edad que vive de recuerdos. Es lo que tengo, recuerdos y muy buenos compañeros". Era oficialmente una huérfana de 108 años ya que según AISGE "disfrutó hasta su muerte de la pensión de orfandad de su padre".

Tercera de cuatro hermanos, Carmen disfrutó de una juventud feliz. Aunque siempre se sintió incómoda con la imposición paterna de que "las señoritas no trabajan" se apegó a su madre, que tocó el piano más allá de los noventa años. Martínez Sierra podría emprender al fin una carrera profesional tras la guerra civil. "Debuté cantando ópera en 1942, como mezzosoprano en Rigoletto, Madame Butterfly, Cavalleria rusticana y tantas otras. Acabé interpretando casi todo el repertorio de ese registro de voz", recordaba. El tenor canario Alfredo Kraus la escuchó y no tardó en proponerle que se incorporase a su compañía, con la que recorrió los teatros de medio mundo.

El teatro y, más tarde la televisión, serían sus siguiente dedicaciones. La cámara se encariñó pronto de aquella mujer de gesto resuelto. "Se pasaba el día ensayando en casa, haciendo alarde de una memoria prodigiosa, y con aquel chorro de voz apabullante. Imagino que nuestros vecinos en la calle General Pardiñas estarían un poco hartos, pero fueron pacientes…", recuerda la hija.

En los albores de TVE grabó en 1957 'Llegada de noche' a las órdenes de Juan Guerrero Zamora. Participaría en un sinfín de piezas de aquel teatro televisivo, encarnando a Brígida en el primer 'Don Juan Tenorio' emitido por Eurovisión. Los televidentes de cierta edad la recordarán por su participación en 'La casa de los Martínez', junto a Florinda Chico, Rafaela Aparicio y Julieta Martínez y en el serial cómico 'Yo sigo' (1972), donde representaba a la madre del protagonista, Felipito Tacatún, al que daba vida el argentino Joe Rígoli.

La eclosión de televisión comercial le pilló ya mayor de modo que encarno en la tele y el cine el papel de madre con frecuencia. Se convirtió así en progenitora de Andrés Pajares ('Un lujo a su alcance'), Alfredo Landa ('Un Rolls para Hipólito') o Ingrid Garbo ('Las Ibéricas F.C.'). Mucho después también sería mamá de Chus Lampreave en la disparatada 'Supernova'. Compartió reparto con Jaime de Mora y Aragón, hermano de la reina Fabiola de Bélgica ('Sex o no sex'), con Brigitte Bardot ('Las petroleras') y Catherine Deneuve ('La mujer con botas rojas').

Ya septuagenaria se subió al escenario en el montaje 'Spain's streaptease', y en los años del destape apareció en títulos en como 'Historia de S' junto a un lúbrico Alfredo Landa.