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país vasco

Sortu contempla en su ponencia la «desobediencia civil» frente al Estado

Elogia la decisión de ETA de cesar la actividad terrorista, pero lejos de exigir su disolución, denuncia que ahora las únicas expresiones de violencia vienen del Gobierno por la captura de terroristas

Sortu contempla en su ponencia la «desobediencia civil» frente al Estado efe

j. pagola

Sortu contempla para lograr sus objetivos de crear un «estado vasco socialista e independiente» el instrumento de «la desobediencia civil» «contraria a una ley u orden de autoridad considerada injusta o ilegítima», en alusión a la Constitución e incluso al marco autonómico que establece el Estatuto de Guernica.

Según la ponencia base del partido heredero de la ilegal Batasuna, la «desobediencia civil» es un arma política «que la sociedad civil emprende, con el objetivo de invalidar dicha ley u orden y de inaugurar una nueva legalidad en la que aquellos derechos sociales y civiles que la ley niega se vean de facto reconocidos», esto es, el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco . «Consideramos la desobediencia civil -añade la ponencia- como una práctica de participación democrática colectiva para responder a leyes o situaciones injustas promovidas por el poder establecido, consistente en negarse de una manera organizada a aceptar la ley o la situación y mostrar el absurdo de esta desafiándola conscientemente». Sortu, como heredero de Batasuna y, por tanto, eje de Bildu, controla en estos momentos la Diputación Foral de Guipúzcoa , con competencias en la Hacienda, y el ayuntamiento de San Sebastián que, según el documento, serían instados a llevar a cabo la desobediencia civil.

Una estructura de ETA, que tenía la misión de desplegar en el País Vasco la desobediencia civil, fue desmantelado hace unos años por el Cuerpo Nacional de Policía en una operación que se saldó con varias detenciones.

Con ETA, contra el Gobierno

En la misma ponencia, Sortu alaba a ETA porque «ha dado por concluida de forma definitiva su actividad armada», y arremete contra el Gobierno, ya que la decisión de la banda «no ha hecho desaparecer las diferentes expresiones de violencia que existen en nuestro país, ni mucho menos. Además de la negación estructural de derechos que padece Euskal Herria, los estados mantienen intacta su maquinaria represiva» , en alusión a la detención de etarras.

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