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música

Pablo Alborán: «No se puede culpar a los jóvenes por querer divertirse»

El cantautor malagueño publica hoy su nuevo disco, «Tanto»

Pablo Alborán: «No se puede culpar a los jóvenes por querer divertirse» ABC

pablo martínez pita

Pablo Alborán protagonizó uno de esos cuentos de hadas que cada vez son más complicados de repetir. Chico desconocido de Málaga cuelga en YouTube unas cuantas canciones, compuestas e interpretadas por él, con una guitarra y sentado en el sofá de su casa. Y recibe millones de visitas («miraba el número y no sabía si era el código de barras o qué», reconoce). Lo ficha una multinacional, EMI , y lanza un disco, y tal es el éxito que hace su versión en acústico, y con ambos trabajos acumula setenta semanas como número uno.

Ahora llega el momento de que conseguir que esta historia no se quede en un relato breve. Para ello cuenta con una habilidad innata para encontrar las palabras y las notas justas, y una madurez que sorprende en un chaval de 23 años. «Tanto» es el disco que hoy, martes 6 de noviembre, pone en la calle, con su voz de acento andaluz, su guitarra tensada a base de puro sentimiento, y una música repleta de matices que beben en la tradición, pero que nos hablan de lo que piensa y siente un chico de hoy. Como cuando, al final de esta entrevista, nos habla de los sucesos del Madrid Arena de la semana pasada.

-La primera pregunta viene de serie. «Tanto», ¿es para tanto?

-(Ríe) No lo sé, habrá que preguntárselo a la gente. Espero que sí.

-Con el primer single, también llamado «Tanto» , la reacción del público ya ha sido buena.

-Fantástica. Tres millones de visitas. Una maravilla. Estoy muy feliz, y muy agradecido. Además es un disco que habla de lo que ha pasado durante estos dos años, y estoy muy contento con la respuesta.

-¿Has notado algún cambio en la forma de componer, cuando sabes que detrás de ti hay tanta gente pendiente?

-Todavía no. Sigo componiendo primero para mí primero, y luego para los demás. Compongo porque es como una terapia, una manera de evadirme, de relajarme, de intentar transmitir lo que siento en un papel. Si eso lo entienden otras personas, bienvenido sea. Lógicamente, también es un objetivo, pero no el fundamental.

-¿De qué forma notas ahora la responsabilidad?

-Cuando se saca un disco se nota presión de uno mismo y de los demás. La compañía discográfica tiene la misma presión: «¿se mantendrá en el número uno?» Yo, gracias a Dios y a pesar de haber vivido toda esta locura, sigo pensando que la música no es un número. Lógicamente, quieres que todo salga bien y se ponga en el número uno, pero si no lo está, seguramente sea porque no debía estarlo. Yo, con tener mi sitio, sea donde sea, está bien.

-Antes de colgar tus vídeos en YouTube, ¿pensaste en presentarte a algún concurso de televisión?

-Pues sí, pero como no hay opción a que cantes lo que compones, nunca lo hice. Pero si hoy en día todavía hubiera sacado el disco, seguro que sí me hubiera presentado.

-¿Crees que es una buena ayuda para gente que empieza?

-Depende. De cómo vayas, de la predisposición y de lo formado que estés.

-¿?

-Es un show de televisión. Tienes que saber que es un show y que hay que dar espectáculo. Lo que hay detrás de la música no se ve, igual que tampoco se ve lo que es la industria musical. Está muy bien porque es una plataforma bestial, pero no hay necesidad de hacer sufrir a los concursantes. Ya sufrimos bastante con otras cosas más importantes.

-Incluso podías ya haber hecho de juez en un programa de estos.

-Me lo han propuesto, pero qué va, me falta mucha historia todavía para estar preparado.

-¿Qué es lo más bonito que te ha pasado en este tiempo?

-Lo más bonito es estar aquí sentado y poder seguir dando entrevistas. Tal y como están las cosas. En mi familia están presentes el paro y los recortes, y poder sacar un disco nuevo... Además, cuando tienes un proyecto tan personal, cuando no sale es como un trauma. Que salga bien es otra cosa, pero por lo menos tener la oportunidad de darlo a conocer. Tengo muchos amigos que trabajan en esto, amigos músicos que no consiguen arrancar, que no tienen las herramientas para ofrecer su música. Es muy duro.

-Estás dando una vía de escape a la gente.

-Ojalá tuviera yo esa capacidad. Ojalá.

-Hombre, está claro que tienes la capacidad de emocionar a mucha gente.

-Eso es maravilloso, y me emociona también a mí, llegar a crear esa conexión tan bonita. Es algo fundamental en un músico. Están muy bien las entrevistas, la radio... pero al final lo que cuenta es lo que sucede cuando agarras la guitarra o un piano, porque para eso estoy.

-Hablando de eso, ¿como va a ser a ser la gira de esta disco?.

-Empezará en mayo. La gira está inspirada en Peter Gabriel y en Pink Floyd, a nivel de producción. Pero también hay una parte que no quiero perder, que es la cercanía con el público y la sencillez, porque yo no soy ni Pink Floyd ni Peter Gabriel.

-¿Habrá un cerdo hinchable volando?

-No, pero sí habrá una bola. La idea es buscar varias escenas. No quiero perder concepto de guitarra, con una luz muy intimista y recuperar ese rollo de teatro, pero que de repente, cuando llegue la parte más rockera o electrónica, saldrá la bola, que se ilumina desde dentro, con una luz reflectante que proyecta unas luces espectaculares. Porque la gente va a pagar un ticket, va a divertirse, y tiene que ver un gran show.

-Hablando de grandes eventos, ¿qué conclusión sacas de lo que ocurrió la semana pasada en el Madrid Arena, en Halloween?

-Qué horror. Entiendo que gente tiene que divertirse, y la gente joven más. Espero que de manera sana. Yo soy muy sano y mis amigos también, pero la gente tiene necesidad de divertirse. El joven que a los 16 ya se tiene que poner a currar, o el que acaba de terminar una carrera, se ha hinchado a estudiar, y de repente no puede entrar en ningún sitio, que al menos pueda ir a una fiesta. Pero que haya organización. No sé qué cojones ha pasado, pero me pone de muy mala... me enfada. Yo doy conciertos también, pero controlamos claramente quién entra y quién sale, la capacidad de los recintos. ¿Cómo puede ser que en un pasillo la gente se muera? Es escalofriante. Luego están los padres, que estaban en su casa, que la hija se va a divertir... De hecho, yo acompañé a una compañera a llevar a su hija a esa fiesta. Una niña supersana, que iba con sus amigos a bailar. Lo mismo que hacían sus padres hace treinta años. Me parece genial que la gente se divierta, pero que haya un control. Droga siempre va a haber y siempre la ha habido, en los años setenta más que nunca, pero si encima te pones en manos de gente que no pone un control... A mí me decepciona muchísimo. ¿Qué pasa?, ¿que la gente ya no puede divertirse? ¿Vamos a juzgar a la gente que se mete en fiestas? No, ahí ha habido un problema de logística.

-¿Has vivido alguna situación complicada?

-En un concierto mío se desmayó una chica, y en ese momento pensé que debíamos parar la música, pero mis compañeros entendieron que era peor hacerlo. ¿Qué hubiera pasado si se encienden las luces diez minutos y dicen a la gente que hay un problema pero que se tranquilicen? Comprendí que era mejor así. Tenía a la chica delante, y la saqué yo mismo, porque vi que el de seguridad no se estaba dando cuenta, y no pasó nada. Pero claro, no tiene nada que ver. Fue por el calor que hacía, y no la estaban aplastando.

-¿Llegas a ver las caras de la gente que tienes delante en un concierto?

-Lo pretendo. Dos horas de concierto me tienen que dar como sea para mirarles a los ojos, hasta donde me llegue hipermetropía (ríe). Pero es importante. A veces veo a alguien del público cerrando los ojos y grabando el concierto en su móvil. Se está dejando llevar por la música.

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