«El último jinete», un musical «made in Spain»

Se trata de un proyecto atípico dentro del panorama escénico, porque tras una corta estancia en Madrid (sólo cinco semanas) el musical tiene previsto su estreno en primavera en el West End londinense, en inglés y con un reparto diferente (Ray Loriga lo ha escrito originalmente en inglés, y él mismo se ha encargado de la traducción al castellano). También hay conversaciones para realizar una gira por España con la producción.

El nacimiento de este musical es cuando menos curioso. Cuenta Andrés Vicente Gómez que se encontraba en Oriente Medio en busca de financiación para una película de animación, cuando uno de los posibles inversores le sugirió hacer un musical sobre Arabia Saudí, una continuación de «Lawrence de Arabia». «Estaba fascinado por la obra de teatro "War horse". Hablé con Ray Loriga, y en un viaje a Tokio escribió una historia. Les gustó a los inversores y nos pusimos en marcha. El encargo era un musical para el West End, pero yo pensé antes estrenarlo en España, un terreno que conocemos mejor». Según el productor, sería el primer musical original (no basado en una película, una novela, etcétera, que ve la luz en Londres en catorce años). La producción, hasta levantar el telón, cuesta 9 millones de euros .

Ray Loriga se sentía muy atraído por el teatro musical y también por la cultura árabe . En ella, en su historia y su poesía, se ha basado para crear una fábula de trasfondo histórico -el último jinete es Abdelaziz bin Saud , el fundador del estado moderno saudí. La historia, sin embargo, es ficticia, y cuenta el sueño de un joven beduino, Tiradh, que es encontrar el caballo con el que encontrar la gluria.

Víctor Conde («Pegados», «La ratonera», «Crimen perfecto») fue el elegido para dirigir el espectáculo . «El libro de Ray Loriga estaba muy bien escrito, era muy poético, pero le faltaba carpintería teatral. Estuvimos en Londres viendo varios musicales y ha ido modificando el texto para darle esa forma teatral. El resultado es una obra con personajes históricos y ficticios, a la que le hemos sacado mucho humor -al principio era más seria- para convertir el espectáculo en algo parecido a las películas de aventuras de los años ochenta . Es un montaje muy vivo y espectacular con escenas de esgrima, de vuelos, dos giratorios en escena, muchos bailes. La música es muy diferente, desde baladas pop típicas del género hasta músicas de inspiración árabe. Hay holografías y proyecciones».

«Lo que no hay -sigue Conde- son caballos reales. Sé muy bien lo que supone trabajar con animales en el teatro y los problemas que generan. Sí hay caballos teatrales , bailados». «Tengo -sigue- una compañía fantástica, con gente que además de ser mis amigos tienen un gran talento y una gran experiencia en el teatro musical».