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CLASIFICACIÓN | MUNDIAL 2014

Fútbol fluido y de gran brillantez en la enésima exhibición de España

Los de Del Bosque destrozaron a una Bielorrusia demasiado contemplativa y repleta de timidez

Fútbol fluido y de gran brillantez en la enésima exhibición de España REUTERS

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Bielorrusia dio la razón a los mostrencos: contra España es mejor encerrarse a cal y canto porque en cuanto abres un poco la mano te da guantazos hasta en el carné de identidad, y lo hace además con una facilidad y plasticidad que no queda más que mirar y admirar la elegancia con la que te pone los morros morados. Se sabía que Bielorrusia intentaría jugar algo más que Georgia al fútbol. Lo que no se presumía era una selección tan cándida e ingenua . Se pusieron sus huestes en línea de cinco con cuatro por delante, juntas pero muy adelantadas, intentando hacer lo que mejor saben: robar y salir a la contra. Solo que su presión eran mordisquitos de caniche en los tobillos de los españoles, que ni siquiera el picotazo de un mosquito parecía.

Paseo militar

España jugó a placer, muy a placer, con una ventaja añadida: Del Bosque metió a Busquets atrás y dejó la organización de juego a Xabi Alonso , que se sintió como James Cagney: el rey en la cima del mundo, mamá. Sin tener a nadie con quien compartir la dirección, Alonso fue, vino, abrió, conectó de primera con Xavi y luego con Silva, que es punto y aparte.

Fue coger el balón Silva y un rictus de terror se expandió por los rostros de los bielorrusos, que no entendían ni comprendían nada. No supieron leer el partido. Pillaban los enanos españoles el balón y, en vez de presionarles, reculaban atemorizados . Con tiempo y metros para pensar, los pequeños españoles mataban a todo blanco que se pusiera delante con continuos y rápidos desmarques de Pedro, que desolló viva a la zaga contraria.

Cada cinco minutos era una ocasión de gol y si la goleada se quedó en dos cero fue por la ceguera del línea de gol español que, por comerse, se comió el primer tanto de la campeona, marcado por Jordi Alba en claro fuera de juego. Dio igual, allí no había partido, ni rival ni nada que se opusiera . Un simple entrenamiento con España jugando muy bien, con mucha velocidad teniendo el balón y con una gran intensidad en la presión cuando no lo tenía. Mientras, Bielorrusia miraba.

La segunda parte solo sirvió para contrastar el gran momento de Pedro, que marcó dos goles más y destrozó a los bielorrusos con su endiablada velocidad. Fue una bala y cada internada suya un tiro entre ceja y ceja. El resto fue un guión establecido.

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